Concepción del Uruguay parece haber perdido el control sobre una de las cuestiones más básicas de la vida urbana: el respeto por las normas de tránsito. Según los relevamientos llevados adelante por La Prensa Federal, en días y horarios hábiles se observa, en promedio, una infracción por cuadra. Esto refleja un panorama preocupante, en el cual la convivencia en las calles se ha vuelto caótica.
Una de las infracciones más recurrentes en la ciudad es el estacionamiento en sendas peatonales y rampas de acceso para personas con discapacidad. Estas acciones, lejos de ser simples descuidos, son una muestra clara de la falta de consideración hacia los derechos más básicos de los ciudadanos.
Impedir el libre tránsito de peatones y de personas con movilidad reducida no solo es una infracción, sino un acto de irresponsabilidad hacia los demás.
El respeto por la prioridad de paso es casi inexistente en Concepción del Uruguay. El derecho de paso, una norma básica del tránsito, se ignora sistemáticamente, lo que genera situaciones peligrosas a diario.
Sumado a esto, las balizas se han convertido en una especie de “habilitante” para el estacionamiento en doble fila, lo que entorpece aún más el tráfico y genera riesgos innecesarios. Esta práctica se ha vuelto tan común que parece haberse normalizado, como si el uso de las balizas eximiera a los conductores de cumplir con las normas.
Además, se observa una creciente falta de respeto por las distancias mínimas de estacionamiento en las esquinas, lo que obstaculiza la visión y pone en peligro a los peatones y conductores por igual. Los autos estacionados en paradas de colectivos, taxis y ambulancias son una postal cotidiana, dejando a los transportes públicos y de emergencia sin su espacio vital para operar con seguridad. Esto es especialmente notable en zonas críticas, como la Cooperativa Médica y la Clínica Uruguay.
La irresponsabilidad de los conductores no se limita a las infracciones de estacionamiento. La velocidad con la que se circula por las calles de la ciudad ha alcanzado niveles preocupantes. Las calles son de una extensión de aproximadamente 50 metros y compartidas por peatones y otros vehículos. El resultado es una situación en la que los accidentes, las frenadas bruscas y los sustos son cosa diaria.
El estacionamiento en los garages privados se ha convertido en una práctica recurrente, obstruyendo la entrada y salida de los propietarios, generando conflictos innecesarios y más caos en las ya abarrotadas calles.
Concepción del Uruguay es una ciudad que merece calles seguras, ordenadas y respetuosas de todos sus habitantes. No se trata solo de infracciones y multas, que deja mucho que desear desde hace ya varios años, sino de recuperar el respeto y la consideración por los demás.
La solución no es fácil, pero es urgente. Es hora de que todos, desde las autoridades hasta los ciudadanos, tomemos en serio el desafío de devolverle el orden y la seguridad a nuestras calles.