Las noticias del ámbito político transitaron esta semana el escenario policial, no por los graves problemas de inseguridad que padece la sociedad entrerriana, sino por la sintonía que la fuerza registró por estos días con el conflicto suscitado en varios distritos nacionales que, con epicentro en Córdoba, se desparramaron por el país. En Entre Ríos las ciudades de Gualeguaychú, Paraná y Concordia fueron los tres centros donde se
concentró una movida, orientada a obtener mejoras salariales. En todos los casos un pequeños grupo de uniformados, acompañados por sus familiares, entregaron a las autoridades sendos petitorios con algunos puntos a resolver, para evitar que la cosa termine en un conflicto. En el atardecer de la víspera, poco más de un centenar de personas manifestaron frente a la sede de la Policía Departamental de Gualeguaychú, mientras en las redes sociales se daba cuenta de la posibilidad de que algo similar ocurriera en otras ciudades de la provincia.
En las primeras horas de la noche, medios paranaenses anunciaron una movida similar en la capital provincial y en Concordia. En todos los casos la metodología guardó una relación casi idéntica con lo ocurrido en otras provincias argentinas, aunque en Entre Ríos las autoridades salieron al cruce de posibles movilizaciones, cuando en el acto de egreso de los nuevos cadetes, realizado el viernes, se dejó trascender la noticia de una mejora salarial pautada por el Gobierno para este fin de año. Ante el avance de los acontecimientos el gobernador Sergio Urribarri le ordenó al ministro de Economía Diego Valiero y al jefe de la Policía Héctor Massuh ver la posibilidad de una recomposición salarial, que sería, en principio, para los sectores más bajos.
Seis provincias escucharon ayer fuertes reclamos de los uniformados, que incluso derivó en el envío de gendarmes a Santa Fe y Córdoba: En el caso de Entre Ríos los manifestantes pidieron una mejora salarial histórica, haciendo hincapié en que no se cumple con la Ley Nº 8.477 que establece que cada agente cobre por cada punto obtenido unos 57,10 pesos, los cuales marcarían una diferencia final en los salarios básicos. También exigieron el pago de las horas extras y, en el caso de Concordia, denunciaron que les han llegado a pagar con dos años de retraso los servicios de guardia que prestan en edificios públicos. Subrayaron que no existe ninguna intención de acuertelamiento y aseguraron que las leyes de la policía no van en paralelo con los adelantos que ha tenido la sociedad.
Festejos radicales explican su presente
Este 10 de diciembre se cumplirían 30 años de iniciado el presente ciclo democrático, sin interrupciones desde ese día histórico para el radicalismo, cuyo triunfo en las urnas los hizo responsables del primer gobierno de ese período. Pero los años no han pasado en vano y la actualidad del partido de Alem e Yrigoyen es una muestra palmaria de que sus diferencias internas pudieron más que la voluntad de algunos de sus dirigentes de marchar tras un único objetivo, como en el ´83. Integrantes del Ateneo Crisólogo Larralde, que conduce políticamente Juan Carlos Godoy, el intendente radical de esta ciudad durante los primeros cuatro años de democracia, realizaron una convocatoria a celebrar el 10 de diciembre en su sede política de calle Rocamora.
Seguramente, muchos de quienes acompañaron a Godoy en esos años estarán presentes en la evocación, pero sin el partido sumándose a la fiesta. También muchos de los radicales que debieran participar de la convocatoria se excusarán de hacerlo por una cuestión disciplinaria, pero sin señales es imposible avanzar en la vida política. Un partido cada vez más chico se queda cada elección con menos representación y, con ello, resulta impedido de proponer siquiera caminos de alternancia, como lo hizo Raúl Alfonsín en 1983. Resulta paradójico que este grupo, que trabajó muchos años en la vida interna de la UCR y que, por la sucesión de desencuentros, fuera llevado a tomar la decisión de irse, haya logrado mantener viva la llama alfonsinista por fuera incluso de quienes denostaron a Alfonsín Presidente y lo dejaron a merced de sus enemigos. Siempre es conveniente para alguien, que las amnistías selectivas dejen a los adversarios sin posibilidades, pero es obligatorio pensar que también se deja sin opciones al propio partido.