El consumo de carne vacuna en Argentina ha experimentado una marcada caída, según datos recientes proporcionados por la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra).
En marzo pasado, el consumo por habitante retrocedió un preocupante 18,5% en comparación con el mismo mes del año anterior, situándose en aproximadamente 42,6 kilos por año por habitante.
Este declive en el consumo se produce en un contexto de fuerte pérdida del poder adquisitivo de la población, resultado de aumentos generalizados de precios y tarifas de servicios. Además, el consumo aparente, que considera tanto la producción local como las exportaciones, alcanzó su peor registro en los últimos 30 años.
A pesar de que las exportaciones de carne vacuna han aumentado, representando el 32,9% de la producción en los primeros tres meses del año, esto no ha compensado la disminución en el mercado interno. En consecuencia, el consumo interno ha caído al 67,1% de la producción, en comparación con el 75,2% del año pasado en el mismo período.
La subida de precios en el rubro de carnes y derivados, especialmente en los cortes vacunos, ha contribuido a esta situación. En marzo, los precios aumentaron un 9,8% mensual, siendo el aumento del 9,5% para los cortes vacunos y del 13,1% para el pollo.
Los expertos atribuyen esta disminución del consumo principalmente a la disminución del poder adquisitivo de los consumidores, que ha caído más del 10% en lo que va del año. Aunque el precio de la carne ha aumentado, lo ha hecho a un ritmo menor que otros productos, lo que sugiere que parte del aumento de costos ha sido absorbido por la cadena de producción.
En respuesta a esta situación, los consumidores han buscado alternativas más económicas, como la carne de cerdo, y han reducido su consumo de carne vacuna. Se espera que esta tendencia continúe en los próximos meses, reflejando un escenario económico desafiante para la industria de la carne en Argentina.