Dice que a la Presidenta se le exige más por su condición femenina. Qué le cantó Rafael Correa cuando la conoció.
Nació un 18 de octubre, justo un día después de la fecha más importante para el Partido Justicialista. Ella, Andrea del Boca, está a punto de parir un “nuevo hijo” como prefiere definir a Esa mujer, tira que saldrá al aire el lunes a las 14 por canal 7. Es un doble desafío: será la heroína y la coproductora. En el elenco estará acompañada por Pedro Cernadas, Nora Cárpena, Roberto Carnaghi, Rita Cortese, Victoria Carreras, Esteban Prol, Héctor Calori, Graciela Stefani, Esteban Meloni, Alejo García Pintos y Gino Renni, entre otros.
—¿El título “Esa mujer” se relaciona con el cuento de Rodolfo Walsh sobre Eva Perón, considerado por los especialistas el mejor cuento de la literatura argentina?
—El nombre de la novela se lo pusieron los autores, Enrique y Feliciano Torres. Y no, no se hizo con ese objetivo. A mi protagonista, Nicolasa Morales, en el primer capítulo le descubren un tumor en el cerebro. Por eso decide salir a buscar la felicidad y no quedarse llorando en una cama. Su lema es: “Elijo ser feliz todos los días y cada día de este año”.
—¿Cuáles son los riesgos de llevar una ficción a una pantalla fría en términos de rating como la del canal estatal?
—No debería haber ningún riesgo. Trato de separar los temas. Como productora quise poner en marcha la industria de la telenovela a nivel internacional. La habíamos tenido, pero se rompió. Cuando los canales eran de una sola persona, vendían y recuperaban, pero cuando pasaron a ser de un grupo tercerizaron hacia productoras independientes. Algunas no quisieron competir con eso y sólo venden los guiones. Perdimos posición en el extranjero y la ganaron México, con Televisa y Brasil, con Globo. Esta fue una preocupación de nuestra Presidenta.
—¿Desde cuándo?
—La conocí en 2004 cuando era senadora, y me preguntó por qué no se vendían nuestras novelas en el exterior. Desde esa fecha tuvo la preocupación por activar las industrias argentinas, entre las que está la cultural y la de entretenimiento. Aquí, en mi productora A+A Group trabajan 250 personas, contando actores y técnicos.
—¿Cómo es trabajar con el Estado y para el Estado?
—Me gusta la transparencia, por eso tengo cuatro auditorías. Ellas son: Bacua (Banco Audiovisual de Contenidos Universales Argentino); Unsam (Universidad Nacional de San Martín); RTA (Radio y Televisión Argentina) y la AFIP. Ellos evalúan todo y me dan más tranquilidad.
—¿De qué se encarga cada uno?
—El Ministerio de Planificación tiene distintos presupuestos, uno de ellos es para la política cultural, del que depende Bacua. Este banco provee a todos los canales del país de manera gratuita y son socios a nivel internacional y RTA es socio emisor. La universidad no ve afectado su presupuesto ya que sólo administra y ganará –como el canal– con la publicidad. No es un subsidio, es una coproducción, donde cada uno tendrá su beneficio económico.
—Nunca antes estuviste tan cerca del poder político. Ocupás la primera fila cuando habla la Presidenta…
—Tiene que ver con mis convicciones. Desde que fui mamá soltera empecé a entender y sentir de otra manera, hasta ese momento lo único importante era mi carrera. Ser madre me acercó a situaciones y necesidades que me empezaron a llegar de otra manera. Me cuestioné mi rol en la sociedad y hacia dónde quiero construir mi familia, tomando decisiones y determinaciones. Hay ciertas políticas de Estado que tal vez a mí no me beneficien, pero ayudan a otros. No vivimos en una isla, quiero que mi hija sea libre, tenga educación y salud, como todos. Para el peronismo después de Perón y Evita siento que quienes más lo representan son Néstor y Cristina. También ellos dieron leyes importantes para esta sociedad.
—Son pocos los que pueden hablar con un primer mandatario.
—Cuando tenía 7 años, el presidente de Colombia me quiso conocer porque miraba las tiras con sus nietos. Cuando me vio Rafael Correa (primer mandatario de Ecuador) se puso a cantar la canciones de Papá corazón y me dijo que la veía con su hermana, que a los dos años murió.
—¿Cómo la viste a la Presidenta?
—Muy bien. Desde aquel 2004 hasta ahora no ha cambiado sus convicciones. La vi con esa misma fuerza, le han pasado hechos como a todos, que la pusieron a prueba como mandataria y como mujer. Me conmueve como persona, tiene temple.
—Ante su problema de salud, ¿no se le habrá cruzado la enfermedad de su marido?
—Creo que ella como Néstor son de la clase de dirigentes, como otros en su gabinete, que tienen una gran vocación de servicio y se olvidan que son humanos. No es soberbia sino apasionamiento y dejan de lado las pautas con sus médicos. Tal vez tomó conciencia y pensó en el riesgo de la continuidad del país.
—¿Tenés miedo de que el proyecto se caiga sin ella?
—No, siento que hay continuidad, tiene grandes cuadros políticos en su equipo y gabinete. El peronismo mueve muchas pasiones y algunos después de una elección se dan vuelta. Ella sabe distinguir y tamizar quién es quién. Se le cuestionó el luto, ahora el medio luto, me parece que a un hombre no se lo hubiesen planteado. Tuvimos un presidente que se ponía botox y se reían que lo había picado una abeja. A las mujeres nos ponen una vara muy alta
—¿Creés que le duelen las críticas que le hacen?
—Nunca lo hablé y tampoco se lo preguntaría. A las mujeres, en general, nos cuesta mucho más demostrar quiénes somos. Sabía que se la iban a hacer difícil, pero a veces la falta de respeto es tan grande… además es una manera baja de atacar. No se la rebate con una idea, creo que ahí está su fortaleza.
—¿Qué opinás de los premios Tato? ¿Viste la entrega?
—Llegué muy tarde a casa y me puse a estudiar. Como Cámara Argentina de Productoras Independientes de Televisión (Capit), en Buenos Aires, me parece muy bien que tenga un premio, y también mi productora la integra. Creo que no se debe utilizar ningún galardón para castigar las políticas. Cuando se vota debe haber convicción, no usarlo en contra. El año 2001 está muy cerca. Como sociedad debemos aprender a votar con convencimiento. Los Kirchner le dieron participación y pertenencia a la gente. Depende de nosotros defender los cambios que hubo en esta sociedad y se consiguieron. Creo que los bienes más preciados para los hombres son la salud y la libertad. Hay que respetar al otro, si piensa distinto hay que escucharlo. Todos debemos tener la misma posibilidad. Es parte de un crecimiento como sociedad y esto no depende de ningún gobierno, ni ley.
— ¿Qué soñás?
—Esta tira es casi un hijo. Es un desafío muy grande demostrar que se puede hacer por parte del Estado. La Presidenta se puso a gestionar para que las industrias se pongan en marcha y confió en mí. Tengo 44 años de carrera y vendo afuera, pero es una responsabilidad.