Practicó boxeo, unió a Sudáfrica con el rugby y fue clave para organizar el Mundial en 2010.
Nelson Mandela, boxeador durante su juventud y gran seguidor del fútbol de Sudáfrica, utilizó el deporte para unir a los negros y a los blancos y crear la nación ‘arcoiris’, vistiéndose incluso con la remera del seleccionado de rugby, el deporte más simbólico de la comunidad blanca afrikáner y del apartheid.
“Sabía que, para sus carceleros en Robben Island, el rugby era un tema de conversación recurrente. Eso hacía posible un contacto con ellos. Aprendió entonces todo lo que pudo sobre ese deporte, todos sus entresijos y sus momentos clave. Y fue así como empezamos a hablar”, contó en 2009 Christo Brand, uno de sus antiguos carceleros, al periódico The Telegraph.
En 1995, cuando Sudáfrica apenas podía salir completamente de la segregación racial a pesar de su salida de la cárcel y de haber sido elegido presidente del país un año antes, Mandela comprendió entonces mejor que nadie el interés que suscitaba en su país la organización de la Copa del Mundo de rugby, primer acontecimiento de tal envergadura en suelo nacional desde el final del bloqueo internacional.
La historia, de hecho, es tan rica, que inspiró más tarde la producción de Hollywood a cargo de Clint Eastwood bajo el título Invictus. Para los verdadores actores que vivieron este acontecimiento, la emoción sigue viva y continúa siendo muy real. Un gesto por encima del resto ejemplificó a la perfección la importancia que Mandela le daba al deporte con fines políticos.
Justo antes del pitazo inicial de la final entre Sudáfrica y Nueva Zelanda, Mandela apareció vestido con la camiseta de los Springboks, símbolo de la comunidad blanca y, en uno de los gestos más emblemáticos de su carrera política, saludó uno a uno a todos los jugadores delante de los 62.000 espectadores presentes en el estadio, en su mayoría blancos.
“No sabíamos que iba a ocurrir así. Cuando Nelson Mandela apareció en el campo con la equipación Springbok, el público estalló de júbilo. Es la experiencia más asombrosa que he vivido en un estadio de rugby”, le dijo a la agencia AFP Laurie Mains, entrenador de los All Blacks algunos meses antes de la muerte de Mandela.
Incluso el impresionante wing Jonah Lomu reconoció lo que significó ese momento para el partido. “Era como si la presión fuera completamente para nosotros, ya que ellos tenían a Nelson Mandela de su lado”.
Nelson Mandela tenía un profundo amor por el deporte y quedó demostrado. En su juventud practicó el boxeo durante una década, un deporte donde, “sobre el ring, la edad, el rango, el color de la piel o la riqueza no tienen lugar”, según reconoció en su biografía. Esa capacidad para recibir golpes le acompañaría el resto de su vida.
“Nos hizo tomar conciencia de que éramos los carceleros de nuestros hermanos y que éstos son de todos los colores”, afirmó Mohamed Ali, el boxeador más grande de todos los tiempos y una de las figuras clave de la lucha por los Derechos Civiles.
En 2004, Sudáfrica y Mandela celebraron festejaron de nuevo gracias al deporte. ‘Madiba’ ya no era presidente desde hacía mucho pero este icono de la lucha contra el apartheid entendió bien su nuevo papel y logró la organización de la Copa del Mundo de fútbol en 2010 para su país.
Mandela acudió a Zurich el 25 de mayo para apoyar a la candidatura sudafricana en la elección que hizo la FIFA en la ciudad suiza, derrotando a Marruecos. Sin embargo, no pudo acudir a la ceremonia de apertura del Mundial debido al fallecimiento de una de sus bisnietas, aunque sí apareció por sorpresa, aunque brevemente, en la clausura, el 11 de julio de 2010, en lo que sería su última aparición pública en un acontecimiento retransmitido en todo el mundo.
En definitiva, un símbolo que supo tejer con maestría los estrechos vínculos entre los hombres y el mundo del deporte.
Fuente: AFP