El ídolo de Boca será agasajado en cancha de Boca, a nueve años de su último partido con la camiseta azul y amarilla. Las presencias de Bianchi, los campeones del 2000 y los cracks de la Selección. Las ausencias del Mellizo y Palermo.
Nueve años después de haber jugado su último partido en Boca y en medio de un momento complicado del primer equipo, Juan Román Riquelme, uno de los ídolos más grandes de la historia xeneize -si no el más- y actual vicepresidente primero de la institución, tendrá este domingo su partido despedida en la Bombonera, con entradas agotadas y la presencia estelar, entre otros, de Lionel Messi y de algunos de los actuales campeones del mundo.
El espectáculo dará comienzo a las 16 -se espera que el partido sea a las 18- y será transmitido por la TV Pública.
Román ofrecerá su última función como futbolista en lo que él llama «el patio de su casa», donde saldrá a divertirse, rodeado de jugadores que compartieron con él su paso por Boca y el seleccionado argentino.
El partido en sí será un enfrentamiento entre el Boca tricampeón del 2000 dirigido por Carlos Bianchi y una Selección Argentina conducida por Alfio Basile y José Pekerman, que mezclará algunos futbolistas que compartieron con Riquelme el Mundial Juvenil de Malasia en 1997 y el de Mayores de Alemania en 2006 y otros como Messi, Ángel Di María y Leandro Paredes que consiguieron la Copa del Mundo en Qatar.
Las puertas de la Bombonera se abrirán a las 12 del mediodía para que la multitud entre con tranquilidad. A las 16 comenzará la fiesta con espectáculos musicales y dos horas después será el partido principal. El evento finalizará alrededor de las 20:30 con las palabras de Román al público en forma de despedida. El operativo de seguridad abarcará 1.200 efectivos y ya se han acreditado 400 medios del país y del exterior.
No habrá fotógrafos, solamente los que disponga la organización de la fiesta y la recaudación se calcula cercana a los 3 millones de dólares. El monto se destinará para realizar un gimnasio para las categorías menores del predio de Boca en Ezeiza, que Román define como «su segunda casa».