Pocos sobrenombres son tan acertados como “La Histórica”, al referirse a Concepción del Uruguay. Nuestra ciudad es cuna de grandes nombres, como Francisco Ramírez –conocido como el Supremo Entrerriano-, de icónicas instituciones de diverso carácter, tanto educativo, como el Colegio Superior del Uruguay y la Escuela Normal Mariano Moreno; y religioso, como la Basílica Inmaculada Concepción; y de lugares que quedarán por siempre en la historia grande de Argentina, como la Plaza Ramírez, la Casa de Urquiza, el Palacio San José, y demás.
En el caso de la Escuela Normal, el Colegio del Uruguay, la Plaza Ramírez y la Casa de Urquiza, se puede observar un rasgo en común: todos estos lugares están ubicados en una misma zona de Concepción del Uruguay, el histórico casco céntrico.
Desde la fundación de La Histórica, la Plaza Ramírez ha sido testigo de grandes acontecimientos que forjaron, no solo a nuestra ciudad y provincia, sino también a nuestro país, como en el caso del Pronunciamiento de Urquiza, en el lejano año de 1851.
La Prensa Federal tuvo el placer de dialogar con diferentes historiadores y conocedores, con el fin de resaltar algunos hitos, y recordar peculiaridades de nuestro casco céntrico, que tantas historias esconde.
Colegio Superior del Uruguay
De acuerdo a Carlos Canavessi, arquitecto e historiador de edificios de Concepción del Uruguay, el nombre original de fue Colegio del Uruguay.
Esta icónica institución, declarada como Monumento Histórico Nacional, fue fundada en 1849 por iniciativa de Justo José de Urquiza, en base a un colegio privado que ya funcionaba en nuestra ciudad.
Originalmente, cuenta Canavessi, el Colegio estaba destinado a Paraná, pero los vecinos de dicha ciudad se negaron a donar tierras, por lo que Urquiza traslada los materiales de la construcción por barco hasta “La Histórica”, y comenzaron los trabajos para erigirlo.
El edificio que hoy se impone en la manzana comprendida entre las calles 9 de Julio, Leguizamón, Galarza y Urquiza, no es el original. El Colegio fue cambiando notablemente al pasar las décadas, al punto de que el Mirador y la planta baja que mira para la Plaza Ramírez, son las únicas construcciones que sobreviven de los planos originales.
Luego, se adaptó y se puso en valor el Salón de Acto y la Biblioteca, ambos con una presencia arquitectónica espectacular.
El comienzo del Colegio
El General Urquiza contactó al arquitecto uruguayo Garmendia, quien fuese responsable de la construcción del Teatro Solís de Montevideo, pero no se llegó a un acuerdo. Entonces, Urquiza contrató a un famoso arquitecto catalán, Pedro Renóm, y comenzaron las obras para dar a luz a un futuro Monumento Histórico Nacional.
Entre 1849 y 1852, se construye el edificio, el cual originalmente contaba con la planta baja. Luego, a finales del siglo XIX, se agrega la planta alta que enfrenta a la Plaza Ramírez, para posteriormente dar lugar al segundo piso en el contrafrente, sobre Leguizamón, en el siglo XX.
Además, las entradas a las instalaciones del Colegio no son las que se ven hoy en día, ya que se cambiaron en 1883. Antes, el acceso se daba por ambos laterales, sobre las calles 9 de Julio y Galarza.
Como edificio, el Colegio responde a la arquitectura jesuita, con un patio claustral como organizador visual, y las aulas y demás espacios se centran sobre dicho lugar.
La historia dentro de la historia
Gran parte de la población de Concepción del Uruguay coincide en que lo más importante del Colegio no es su fachada, o sus etapas de construcción, sino la historia que se desarrolló dentro de sus instalaciones.
Las aulas de este edificio vieron pasar a cinco ex Presidentes de la Nación, uno de la República del Paraguay, y destacadísimos ex alumnos, como Julio Argentino Roca, Arturo Frondizi, Victorino De La Plaza, entre tantos otros.
El Colegio es testigo vivo de toda la época Urquizeana de nuestra ciudad y Entre Ríos. Durante los años que Concepción del Uruguay actuó como capital provincial, funcionaban diferentes organismos gubernamentales. Asimismo, hubo hasta un colegio militar en sus instalaciones.
Por supuesto que el Colegio fue testigo de la defensa heroica de Concepción del Uruguay en 1852, y fue bombardeado por las fuerzas atacantes, por lo que hubo que llevar adelante refacciones importantes.
Hoy en día, y después de 167 años, el Colegio continúa funcionando como secundario, y forma parte del crecimiento de nuevas generaciones de uruguayenses.
Casa de Urquiza
La Casa de Urquiza, donde actualmente funciona el Correo, no debería de llamarse así. Irónicamente, el Gral. Urquiza, que sí construyó la Casa, nunca pudo utilizarla como tal, ya que fue asesinado cuando restaban algunos detalles, tales como aberturas y el piso. Quien sí vivió en el lugar, fue su viuda, Dolores Costa.
Además, fue residencia de los Gobernadores hasta 1883, y fue ocupada por algunos cursos de la Escuela Normal hasta el año 1919, fecha en la cual comenzó a funcionar el Correo.
Al igual que el Colegio del Uruguay, la Casa de Urquiza fue declarada como Monumento Histórico Nacional en el año 1984, según el Decreto N° 2.254 del 23 de julio de ese año.
La construcción
Las obras para dar a luz a dicha casa, comienzan en 1866, previa firma del contrato con el arquitecto a cargo, Domingo Centenaro. Este contrato se firmó el 3 de febrero, y el profesional se comprometió a terminarla en poco tiempo.
La Casa contaría con dos plantas, con la sola excepción del frente interior del primer patio. Los ladrillos que se emplearon fueron fabricados en el saladero Santa Cándida, las maderas utilizadas son de urunday, el piso del zaguán y corredores son de mármol, los capiteles de las columnas estucados, las rejas de sus ventanas de hierro forjado, la azotea con piso de tejuelas y baldosas francesas, revoque con tierra romana y la despensa con sótano y altillo.
Centenaro, el arquitecto a cargo de la construcción, se comprometió a completar las obras en ocho meses, pero este plazo no pudo ser cumplido, ya que el 11 de abril de 1870, cuando Urquiza es asesinado, aún faltaban detalles para concluir con las obras.
Las habitaciones de tamaña Casa serían 43, de acuerdo al documento que se formalizó en la Escribanía de Don Benito Cook.
Finalmente, las obras concluyeron en 1870, y es habitada por la viuda de Urquiza, Dolores Costa de Urquiza, y algunos de sus hijos.
Anécdotas y detalles
Justa de Urquiza, hija del Gral., inició un romance con el que se convertiría en su esposo, el oficial Luis María Campos. Se fueron conociendo por los balcones de esta residencia, considerando que Campos residía justamente enfrente de la Casa, en el local que fuera el Club Atlético Uruguay, y que hoy en día se encuentra una casa de electrodomésticos. El joven militar descansaba allí de las fatigas de su reciente participación en la Guerra del Paraguay.
El edificio fue adquirido por Correos en el año 1890, pero Miss Isabel King solicita al presidente de la época, Julio Argentino Roca, que lo adjudicara para la Escuela Normal Mariano Moreno, y así fue hasta 1919, año en el cual comenzó a funcionar el correo.
En dicho año, se reforma la Casa, construyendo la ochava e instalándose para esa fecha, el correo en el histórico edificio.
Al igual que el Colegio del Uruguay, este edificio, a lo largo de toda su vida, ha sido testigo de varios acontecimientos importantes. Más allá de ser residencia de la familia Urquiza, albergó numerosos cursos de la Escuela Normal, fue residencia de los diferentes gobernadores, siendo el último en habitarla don Eduardo Racedo, quien llevó la capital entrerriana a Paraná en 1883.
Pero había épocas en que la Casa de Urquiza no era exclusiva solo para gobernadores. Durante su mandato, Ramón Febre ofrecía los famosos “bailes del Gobernador”, a la sociedad uruguayense, quienes se sumaban en todas las oportunidades.
Finalmente, el edificio fue visitado por figuras destacadas de la política nacional, como los presidentes Miguel Juárez Celman, en 1887; Domingo F. Sarmiento en 1874; y Nicolás Avellaneda en 1875. Además, en 1957, se alojó el Presidente Pedro Aramburu.
Plaza Ramírez
¿Qué sería de nuestra ciudad sin la Plaza Ramírez? Lugar de encuentro, tanto para las juventudes como para quienes ya peinan canas. Testigo fundamental de Concepción del Uruguay, desde su nacimiento hasta nuestros días, y de acontecimientos que marcarían a la República Argentina, como el Pronunciamiento de Urquiza.
La Plaza Ramírez, definida como sitio histórico central de Concepción del Uruguay por quien fundaría a nuestra ciudad el 25 de junio de 1783, Tomás de Rocamora, tomaría ese nombre a partir de la sanción de la Ley del 30 de octubre de 1827.
Fue declarada como Lugar Histórico Nacional, ya que allí se leyó el Bando del Pronunciamiento de Urquiza contra el Gral. Rosas, dando comienzo a un proceso que culminó con la famosa Batalla de Caseros, el 3 de febrero del 1852, y la sanción de la Constitución Nacional de 1853.
El responsable de darle este mote a la Plaza fue el presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu, mediante el Decreto N° 7.984 del 30 de abril de 1956, para celebrar el 105 aniversario del 1° de mayo de 1851.
La pirámide
El monumento original que se ubicada en su centro, fue erigido en el año 1827, mediante una Ley sancionada por iniciativa del Presidente de la Legislatura Entrerriana, Justo José de Urquiza, y fue el primer monumento, a nivel nacional, que actuó como homenaje al general Francisco Ramírez.
La pirámide que vemos hoy en día, fue construida en el año 1858, siendo colocada su piedra fundamental el 18 de agosto de ese mismo año. Este monumento, que reemplazó al anterior, se llevó adelante por el Decreto del entonces Presidente de la Confederación Argentina, Urquiza, con un costo total de 3.000 pesos.
Su diseño fue realizado por el arquitecto Pedro Fosatti, y el escultor de los medallones de sus caras, fue el arquitecto Juan Fosatti, quien para lograr mayor fidelidad posible para el medallón que ostenta el perfil del General Ramírez –de quien no existe retrato contemporáneo-, se valió de las indicaciones de los generales Miguel Galarza y Antonio Urdinarrain, del coronel Warley y de una hermana de Ramírez.
En el año 1926, se le agrega, por iniciativa del Centro de Intereses Comerciales, placas de mármol con leyendas alusivas a la figura y acción desplegada por el Gral. Ramírez, que ya se hallaban previstas en la Ley de erección de la primera pirámide.
A lo largo de su historia, la Plaza tuvo diferentes diseños, hasta 1999, año en el que la Plaza fue reacondicionada totalmente y adquiriendo la fisionomía con la cual la encontramos actualmente.
Información consultada y proporcionada en libros de Lorenza Mallea, José Nadal Sagastume, Oscar Urquiza Almandoz y Andrés René Rousseaux.
Edición: Jorge Miguel Haidar.
Próxima semana, la segunda parte.