Hoy, martes de la trigésima tercera semana durante el año, se lee el segundo libro de los Macabeos (6,1831) donde el anciano Eleazar prefiere el martirio antes que apostatar de la ley de Dios; y el evangelio de San Lucas (19,1-10) en el pasaje donde se narra el episodio del publicano Zaqueo que para ver a Jesús se subió a un árbol, por lo que el Señor lo llamó y fue a comer a su casa».
Santa Isabel de Hungría Hija del rey de Hungría, Andrés II, fue dada en matrimonio al duque de Turingia, Luis IV, siendo todavía casi una niña. Tuvo tres hijos a los que educó con su ejemplo de vida cristiana. Amaba a los pobres y los socorría con todos sus bienes, incluso vendiendo su manto real, su diadema y los collares de perlas.
Muerto su esposo en la quinta Cruzada, un hermano de él se apoderó del ducado y expulsó del palacio a Isabel con sus hijos pequeños, uno de ellos con pocos meses de vida. Después de un año de vida pordiosera, fue restablecida en palacio y desde entonces decidió vestir el hábito franciscano y dedicarse a la penitencia y a la caridad, cuidando leprosos en un hospital. Murió a los 24 años de edad, el 17 de noviembre de 1231. Cuatro años después, el papa Gregorio IX la proclamó santa.