Sociedad

LITURGIA
Hoy, miércoles de la décima séptima semana durante el año, se lee el libro del Éxodo (34,29-35) donde se dice que al bajar Moisés del Sinaí tenía su cara radiante y nadie se atrevía a tocarlo; y el evangelio de San Mateo (13,44-46) donde Jesús compara al Reino de los cielos con un tesoro escondido en un campo.

SANTORAL
San Ignacio de Loyola, fundador Nació en el castillo de Loyola (Guipuzcoa), en 1491. Su temperamento ardiente y su inclinación por la carrera de las armas, le hizo vivir una juventud borrascosa. En el sitio de Pamplona fue gravemente herido y durante su convalecencia, luego de haber leído la vida de Cristo y algunos santos, tomó la determinación de dejar las armas y convertirse en soldado de la Iglesia. Peregrinó al santuario de Monserrat, donde colgó su espada a los pies de la Virgen. Luego se dirigió a París, donde en su universidad reunió sus primeros compañeros con quienes fundó la Compañía de Jesús, una milicia espiritual que a las órdenes del Papa tenía la misión de luchar contra las herejías, promover la reforma de la Iglesia y extender el Evangelio por el mundo. San Ignacio se estableció en Roma desde donde dirigió, por espacio de 16 años, la Compañía. Allí murió, a los 65 años de edad, en 1556.

San Germán, obispo Natural de Auxerre (Francia), ciudad de la que luego sería famoso obispo, San Germán fue quien consolidó la Iglesia en Inglaterra cuando terminó el imperio romano. Su influencia sobre San Patricio dejó también huella en Irlanda. Fue en 420 que el papa San Celestino lo ordeno obispo con el encargo de ir a predicar la fe a Inglaterra y combatir la herejía de Pelagio. Murió en Auxerre el año 450.

Los 350 mártires maronitas. En el año 517, los cristianos monofisitas que no aceptaron la fe católica definida en el Concilio Ecuménico de Calcedonia (451), mataron a 350 miembros del Convento de San Marón que son conocidos como «Mártires, discípulos de San Marón». El papa Hermes IV reconoció su martirio y así quedó sellada la fe maronita con su sangre.