La Esclerosis Múltiple (EM) es una enfermedad neurológica y es la causa de discapacidad más frecuente en adultos jóvenes luego de los accidentes de tránsito. Es crónica y degenerativa y suele presentarse en forma repentina entre los 20 y los 40 años de edad, mayoritariamente en mujeres –en la Argentina representan el 70% de las pacientes– muchas de ellas en una etapa de plena actividad laboral y con niños pequeños o definiendo la formación de una familia. Se estima que en la Argentina afecta a unas 17 mil personas.
Generalmente, se manifiesta por etapas de brotes y remisiones. Entre los principales síntomas de un brote, si bien son muy variados, pueden enumerarse fatiga, visión borrosa o doble, entumecimiento u hormigueo en brazos y piernas, trastornos motrices o de coordinación (como por ejemplo pérdida del equilibrio), dolor muscular y sensibilidad al calor, entre otros. Sin embargo, desde la Asociación de Lucha Contra la Esclerosis Múltiple (ALCEM) afirman que los síntomas dependen de las áreas lesionadas, varían no sólo entre diferentes personas sino en la misma persona según el momento y que también pueden presentar distintos niveles de gravedad y duración.
Según Medline Plus, la esclerosis multiple (EM) es una enfermedad autoinmunitaria que afecta el cerebro y la médula espinal (sistema nervioso central).
La EM es causada por el daño a la vaina de mielina. Esta vaina es la cubierta protectora que rodea las neuronas. Cuando la cubierta de los nervios se daña, los impulsos nerviosos disminuyen o se detienen.
El daño al nervio es causado por la inflamación. La inflamación ocurre cuando las células inmunitarias del propio cuerpo atacan el sistema nervioso. Esto puede ocurrir a lo largo de cualquier zona del cerebro, el nervio óptico o la médula espinal.
No se sabe exactamente qué causa la EM. La creencia más frecuente es que es causada por virus, un defecto genético o ambos. Los factores ambientales también pueden influir.
Una persona es ligeramente más propensa a presentar esta enfermedad si tiene antecedentes familiares de EM o si vive en una parte del mundo donde esta enfermedad es más común.
COVID-19, Esclerosis Múltiple y vacunas
Según datos de la National Multiple Sclerosis Society, la enfermedad en sí misma no incrementa el riesgo de contagio de COVID-19 pero hay ciertos factores asociados a la enfermedad que pueden incrementar el riesgo de complicaciones. Estos factores son las afecciones crónicas asociadas en el corazón o pulmones, diabetes, tener más de 60 años o una capacidad de movimiento limitada (estar en cama o la mayor parte del día sentado).
Con respecto a las vacunas contra COVID-19 en pacientes con EM, la National Multiple Sclerosis Society recomienda la vacunación a pesar de no haber aún datos disponibles sobre la experiencia específica en pacientes con EM. Al momento, las recomendaciones se basan en los resultados de seguridad y eficacia en la población general, con aquellas vacunas que fueron aprobadas en Estados Unidos: Pfizer BioNTech, Moderna, y Janssen/Johnson & Johnson. En esta línea, también indican que es baja la probabilidad de que la vacuna afecte a la progresión de la enfermedad a largo plazo. El riesgo de contraer COVID-19 o de presentar complicaciones por COVID-19 es mayor que cualquier riesgo de recaída de la enfermedad debido a la vacuna.
En relación a la vacunación contra COVID-19 y los tratamientos, se recomienda no suspender los tratamientos para la EM hasta tanto la persona consulte a su médico tratante. La interrupción de algunos tratamientos puede incrementar el riesgo reactivación de la enfermedad.