En el corazón del barrio Planta Emisora de Concepción del Uruguay, Elisabet vive con su marido y su hijo adolescente. Es una vivienda muy visitada todos los días. Allí hay autos particulares, remises, motos. La gente quiere contactarse con esta mujer que dice ser una intermediaria de Jesús para ayudar a la gente con sus dolencias. Dice que escucha a Jesús, se le aparece la virgen y dice curar a personas.
“Yo solo soy una herramienta de nuestro Señor Jesucristo, yo no soy más que una mujer que trata de ayudar porque ese ha sido mi designio”, afirma cuando se le consulta por sus dones.
Elisabet Alder es de Santa Fe, pero hace muchos años que vive en La Histórica. No hace ningún tipo de promoción de su labor con la gente ni de lo que vive espiritual y físicamente. Tampoco tiene ningún problema en hablar con aquel que quiera saber de dónde provienen los dones que dice tener.
“Yo veo lo que le sucede a las personas con solo sentarme frente a ellas, no necesito que me digan nada. A los 12 años escuché por primera vez esa voz que me mandó a leer la Biblia. Yo sé que para muchos es extraño, pero puedo sanar a las personas, saber lo que les pasa sin conocerlas”.
Recuerda que era una niña aún cuando, debajo de un ombú, rodeado de caballos donde trabajaba su padre, ella escuchó la voz por primera vez. “Tú eres mi hija amada, en la cual yo me complazco”, fue la frase que la mujer tiene grabada a fuego en su memoria.
“Debe quedar claro que yo no escucho voces, escucho solamente una voz, la de Jesús que me habla desde una profundidad que pareciera que viene desde el agua. Para todo aquel que piense que tengo alguna enfermedad, les digo que soy una persona sana, sin ningún tipo de trastorno. Trato de hacer mi vida normal, con mi marido y con mi hijo. Trabajamos, no vivo de esto, yo no le cobro nada a nadie. De la gente sólo tengo su agradecimiento”, aclara.
En este mismo sentido dice estar dispuesta para someterse a cualquier tipo de examen para verificar su estado mental o analizar lo que ella sostiene que vive, escucha y manifiesta a través de su cuerpo.
Sangre y dolores
“Por momentos se vuelve una tarea agotadora y dolorosa, porque me siento muy cansada, me sangran las manos sin ninguna herida aparente. En este momento tengo las manos vendadas porque están sangrando. Uno de mis pies está caliente, como si tuviera un fuego que me quema. Cada tanto esto sucede, pero yo sigo haciendo lo que Jesús me ha encomendado”.
Entre las experiencias de curaciones más cercanas que relata, describe la situación de una joven embarazada con problemas de desarrollo en el feto. “Era tan grave la situación que los médicos recomendaban la interrupción del embarazo. Yo me encerré dos días en mi pieza clamándole a Dios por esa criatura y esa madre. Al otro día los médicos no entendían lo que había sucedido porque los problemas habían desaparecido”, relata.
En su barrio los vecinos la conocen. Nadie tiene nada malo para decir de ella. Tampoco arriesgan confirmaciones categóricas sobre lo que sucede. Lo cierto es que la gente acude a esta vivienda todos los días y siempre se ve gente esperando.
La fama de Elisabet ha trascendido gracias al boca a boca de los que acuden en ayuda. Algunos de ellos, incluso han hecho una fanpage dedicada a esta mujer que no sabe de redes sociales ni marketing.
“Yo no tengo redes sociales, lo único que tengo es WhatsApp para comunicarme, lo demás lo hace gente agradecida que cree que esto puede ayudar a otros. A mí me gustaría entender más sobre lo que me pasa. Para mí no es fácil cargar con estas cosas. Yo hablo con todos los que estén interesados, pero no me interesa sacar ningún tipo de rédito de esto. Yo solo quiero cumplir con una misión divina que es ayudar a las personas que Dios y la Virgen me han mandado”, afirma.
Religión
Su fuerte vínculo con la vida espiritual la remite a citas constantes de la Biblia y conceptos religiosos dedicados a Jesús y la Virgen María.
“Yo soy cristiana, pero no tengo ningún tipo de rótulo. No creo que Dios se pueda manifestar únicamente adentro de una iglesia, Dios está con todas las personas, porque su Palabra dice que nosotros somos templo vivo donde habita el Espíritu Santo”, explicó a Diario UNO.
Su convicción sobre la fe en Cristo la llama a hablar con su familia y decirles, por ejemplo: “Yo amo primero a Cristo, y después están ustedes. Porque yo sé que amando a Cristo ustedes siempre estarán cubiertos de todo mal”.
Destaca que muchas de las cosas que ve en las personas, “son obras del mal, porque así como existe Dios también existe el Diablo, que tiene a aquellos que hacen brujerías sobre las personas para afectarlas de diferentes maneras, esas brujerías hacen sentir mal a las personas y también les producen enfermedades. Todos aquellos que hacen este tipo de males no me quieren, incluso he tenido episodios muy violentos en mi casa, con balazos que podrían haber herido a alguien”.
Es así que dice que durante varios meses dejó de curar porque estaba muy cansada. “Me sentía agotada, muy débil. Pero la Virgen se me apareció y me dijo que debía volver a hacer el bien y ayudar a las personas, así que aquí estoy de nuevo, recibiendo a mucha gente y tratando de ayudarlos a todos. La gente se acerca y llora, llora mucho, se quiebra cuando hablamos”.
Elisabet afirma no querer ningún tipo de fama ni reconocimiento. Lo cierto es que la gente se sigue acercando en busca de ayuda. Ella recibe a todos.