Todo problema con infantes y los servicios de partos debieron ser derivados a Concepción del Uruguay. Por su parte, el servicio de terapia intensiva de Gualeguaychú oscila por encima del 70%, lo cual impide que se puedan recibir pacientes graves de otros lugares.
A 11 meses de la llegada de la pandemia a Entre Ríos, finalmente uno de los recursos más valiosos comenzó a colapsar: los profesionales médicos de diferentes localidades entrerrianas comenzaron a faltar, y las derivaciones a ciudades vecinas comenzó a ser por demás necesaria.
Todo comenzó a fines de la semana pasada, cuando la explosiva situación de la Terapia Intensiva del Hospital San Antonio de Gualeguay estalló al quedar dos días sin médicos terapistas. Según trascendió, sólo pudieron conseguir un profesional para hacer una guardia de 36 horas, pero sin abarcar todo este fin de semana.
Y ahora, la problemática se replicó en Colón: “Luego de las 14 horas del domingo nos quedamos sin pediatras, y esto seguirá asó hasta mañana (por el lunes), cuando reingresa la doctora Marín”, avisaron los profesionales de la vecina localidad, quienes explicaron que “por más que lo hemos intentando y hemos llamado a más de 10 pediatras, no hemos podido hallar a nadie dispuesto. Por lo tanto, a partir de las 14 horas los partos y cesáreas deberán ser derivados al Hospital Urquiza, de Concepción del Uruguay”.
Lamentablemente, esta problemática es un tema que se viene repitiendo en varios puntos de Entre Ríos y que los directores de todos los hospitales de la provincia están tratando de afrontar, como también escuchan el mismo cuestionamiento por parte de los profesionales de la salud, publicó El Día de Gualeguaychú.
“Hay una necesidad muy grande de readecuar los sueldos del sector relegados, sobre todo si los comparamos con provincias cercanas, que son las que nos chupan profesionales”, denunció uno de los médicos afectados.
Sueldos bajos, guardias infinitas, agotamiento mental y físico luego de casi un año de pandemia, recursos humanos escasos y, en algunos casos, enojados y embroncados son algunos de los síntomas que tiene este presente en el cual comienzan a colapsar los sistemas de salud, ya no solamente por la falta de lugar en las terapias intensivas o la falta de recursos como los respiradores o el oxígeno, sino ahora también por la falta de médicos.