La Causa Vuelos de la Muerte en Entre Ríos es investigada por el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay. Este lunes autoridades judiciales de nuestra ciudad realizó una recorrida por el Delta siguiendo testimonios recabados, con acompañamiento del Equipo de Antropología Forense.
A casi 45 años del último golpe cívico militar del país, a 17 de la anulación de las leyes de impunidad por parte del Congreso nacional, y a cuatro de haberse radicado la más reciente denuncia sobre los Vuelos de la Muerte, la Justicia Federal se encuentra investigando la existencia de estos vuelos a través de los cuales la Dictadura descartó cuerpos sin vida de víctimas del genocidio a las aguas del delta entrerriano. Y la investigación recayó en el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay, fiscalía a cargo de la Dra Josefina Minatta. En ese marco, esta semana se realizaron inspecciones oculares en el Delta, recorriendo lugares marcados por algunos testigos.
“Este lunes, junto con el Equipo Argentino de Antropología Forense, el juez federal de Concepción del Uruguay Pablo Seró, la la Defensora General y el Registro Unico de la Verdad recorrimos el Delta tratando de ubicar datos, lugares y restos para el avance de la investigación, cómo parte del proceso de verdad, memoria y justicia. También acompañaron efectivos de Prefectura naval Argentina y de la Policía de Entre Ríos”, señaló la Fiscal Federal Josefina Minatta.
El expediente sobre la existencia de vuelos de la muerte en la zona de Villa Paranacito, Entre Ríos, existe en la Justicia federal desde 2016. La causa comenzó con una denuncia del periodista de Gualeguaychú, Fabián Magnotta sobre aviones, helicópteros y barcos que, durante la última dictadura cívico militar, descartaron cuerpos sin vida en las aguas de ríos y arroyos de aquella zona del delta entrerriano. Los días posteriores se tomaron testimonios a vecinos y vecinas del lugar que coincidieron en haber visto aquello que Magnotta desarrolló en su libro “El lugar perfecto”.
En 2018, cuando Josefina Minatta se hizo cargo de la fiscalía federal de Concepción del Uruguay, donde había sido radicada la denuncia del periodista, inyectó energía y las cosas comenzaron a tomar ritmo. Entonces, solicitó una serie de medidas que comenzaron a dar resultado recién a principios de 2020. “Entre ellas, aparecieron partidas de defunción, fechadas entre 1976 y 1983, de cuerpos nn a los que les atribuyeron muerte violenta, que aparecieron en la zona del Delta y que fueron inhumados en cementerios de la zona”, explicó la fiscal.
De aquellos documentos también se pudo determinar que las actas de defunción fueron firmadas por una misma persona: un médico que residía en una de las islas. El hombre falleció hace relativamente poco. Su viuda, sin embargo, fue citada para la segunda ronda de testimonios de la causa, que tuvo lugar el 17 de diciembre pasado. Ni ella ni el resto de los familiares de otras personas que “vieron cosas” y que están fallecidos, pudieron aportar demasiado. A todas y todos los testimoniantes de aquella jornada le costó recordar. Sus exposiciones dejaban palpar el miedo, el no comprender bien las consecuencias de revelar aquello que saben que sucedió, aseguraron fuentes cercanas al expediente.
Magnotta reunió testimonio tras testimonio: isleños, trabajadores de la madera, conductores de lancha almacén que repartían productos a los pobladores del delta, policías y ex policías. Los relatos son coincidentes y confirman no solo la aparición de cuerpos, envueltos en bolsas o colchas, atados de pies y manos o en barriles, en las aguas, sino también de dónde provenían. Vecinos y vecinas de Villa Paranacito y los alrededores del delta entrerriano que finalmente se animaron a contar lo que veían casi a diario durante la última dictadura: aviones hércules y helicópteros arrojar “bultos” en vuelo rasante hacia los ríos del delta; barcos de Prefectura descartar barriles cerrados a esas aguas, barriles que después descubrieron que contenían cuerpos. “Los relatos confirman la existencia de vuelos de la muerte en paranacito y alrededores. Esta zona fue el patio trasero del genocidio”, resaltó el periodista.
“El lugar perfecto” fue editado en 2012. En 2016, Magnotta se acercó a la Procuración general de la Nación, en Buenos Aires, y lo convirtió en denuncia.
La investigación
En diciembre pasado, el periodista volvió a testimoniar en la causa que encabeza la fiscal Minatta y está a cargo del juez Federal de Concepción del Uruguay, Pablo Seró. “Aportó más información, porque siguió hablando con vecinos y vecinas y gente del lugar. Y también señaló posibles lugares de enterramientos clandestinos de los cuerpos que aparecieron en tambores”, apuntó la fiscal. A partir de esa información, la fiscal solicitó nuevas medidas para intentar dar con esos tambores.
Estos días se realizaron inspecciones en el Delta. El lunes se realizó una recorrida de los cauces de los ríos Ceibo y Sauce, dos de los más importantes del lugar, y ya con participación del Equipo de Antropología Forense. Además, se supo que esos brazos del Delta tinen decenas de metros de profundidad en algunas zonas, con lo cual es probable que algunos barriles continúen en los fondos.
Ante el juez, la fiscal y la querella de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Magnotta indicó que en los cementerios de Paranacito, Ibicuy, Ceibas y Gualeguaychú “pueden estar algunos de los cuerpos que aparecían. Se habla de centenares. Muchos no aparecían pero otros muchos sí. Los que aparecían flotando en el río o en tierra, Prefectura o la Policía los recogía y se los llevaba”, aportó.