En tiempo récord, la Cámara Baja del Congreso de Estados Unidos aprobó, con el apoyo de la mayoría demócrata y un puñado de legisladores republicanos, la apertura en el Senado de un segundo juicio político contra el presidente Donald Trump, una decisión inédita en la historia del país y a solo siete días de la asunción del mandatario electo, Joe Biden.
Tras una sesión tensa que terminó con un maratón de discursos de hasta 30 segundos para permitir que la mayor cantidad de congresistas, a favor y en contra, y con una pasión poco común, se expresaran, la Cámara Baja aprobó por 232 votos a favor y 197 en contra la acusación por el cargo de «incitación a la insurrección» durante el ataque al Capitolio que protagonizaron miles de sus simpatizantes la semana pasada.
La aprobación superó con creces los 218 votos necesarios y 10 congresistas republicanos votaron junto con los demócratas -algo que no había pasado en 2019 en la apertura del primer juicio político-, uno de ellos, Liz Cheney, hija del exvicepresidente de George Bush, Dick Cheney, y la actual número tres del partido en la Cámara Baja.
El texto de cuatro páginas con la acusación de juicio político se centra en las denuncias sin fundamento de Trump de fraude en las elecciones del 3 de noviembre y su discurso del 6 de enero alentando a sus partidarios a marchar al Congreso, horas antes de que estos irrumpieran en el Capitolio, se enfrentaran con la policía, sembraran el caos y lograran suspender por unas horas la proclamación oficial de la victoria electoral de Biden.