Hoy, martes de la trigésima segunda semana durante el año, se lee el libro de la Sabiduría (2,23 – 3,9) donde dice que «las almas de los justos están en la mano de Dios»; y el evangelio de San Lucas (17,7-10) en el pasaje donde Jesús dice: «Cuando hayan hecho todo lo mandado, digan: Somos unos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber» «.
San Josafat, obispo y mártir Nacido en 1580 en una familia ortodoxa de Vladimir (Ucrania), Josafat Kuncewicz a los 20 años se convirtió a la Iglesia católica e ingresó en un monasterio basiliano. Pese a sus cortos años fue encargado de regir el monasterio de Bytena. Después fue nombrado archimandrita de Vilnius, y por último arzobispo de Polotsk (Bielorrusia). Trabajó incansablemente por la unión de los ortodoxos y su vuelta a Roma, lo que le atrajo el odio de los cismáticos, que lo asesinaron en Vitebsk el 12 de noviembre de 1623.
Su martirio logró la conversión de los cismáticos que lo mataron. San Josafat es el gran mártir de la unión de las Iglesias. Sus restos se veneran en San Pedro del Vaticano. San Millán de la Cogolla, abad. Durante siglos, Castilla y Aragón se disputan el honor de ser el suelo natal de San Millán (Emiliano), quien fue pastor en su juventud. A los 20 años se retiró a vivir como ermitaño y luego se refugió por 40 años en las montañas de Burgos. En ese lugar se fundó más tarde la famosa abadía de San Millán. Murió el año 574 y su vida fue escrita por San Braulio, obispo de Zaragoza.