Con solo seis días de trabajo, cada embarque de exportación que se realiza entre los puertos de Concepción del Uruguay e Ibicuy movilizan a más de 1.500 trabajadores entrerrianos de distintos sectores. El movimiento económico supera los 50 millones de pesos por embarque. El desafío por delante será sumar más volumen de carga, y más empresas exportadoras ya que los 11 embarques de este año fueron realizados por una misma firma y un mismo sector: el de los rollizos de pino.
Personal portuario en los muelles, en las bodegas y los guinches del buque, camioneros, administrativos, personal de seguridad, bomberos, emergencias médicas, trabajadores en los acopios y depósitos, en las balanzas fiscales y en los talleres, todos ellos trabajan y cobran sus jornales directamente de los producido en estos puertos que llevan 11 embarques en lo que va del 2020 y totalizan más de 550 millones de pesos que han sido para beneficio directo de estas 1.500 familias de trabajadores entrerrianos.
A todo esto, hay que sumar otros 265 millones de pesos generados por los productores que ya llevan comercializada casi 400.000 toneladas de madera en lo que va de este año, completando un ciclo exportador que suma, en total, unos 815 millones de pesos y que han quedado en la provincia para beneficio de los entrerrianos.
“Toda la infraestructura que el gobierno provincial pone a disposición de los productores y las empresas exportadoras a través de los puertos públicos provinciales forma parte de un plan de desarrollo y crecimiento que Entre Ríos tiene en marcha pensando en la generación de empleo genuino para los entrerrianos; todos estos son trabajadores que se benefician de forma directa por la actividad que generan nuestros puertos”, sostuvo Juan José Bahillo, ministro de la Producción de Entre Ríos.
La carga principal de los últimos embarques ha sido troncos de madera de pino con destino a China. Para completar un buque con 33.000 toneladas de este producto, el ciclo comienza con los trabajos en los montes donde el corte mecanizado, la carga y el transporte sostienen un enorme número de trabajadores de labor constante. El transporte desde los montes hasta los puntos de acopio involucra unos 1.000 viajes de decenas de camiones que trasladan la producción, la misma que luego volverá a ser cargada y transportada hasta los buques.
Falta más producción
Con un dragado y mantenimiento del río Uruguay que llegó a costar casi 60 millones de dólares, el puerto de Concepción del Uruguay volvió a ser operativo, casi como en sus mejores épocas. Desde que se finalizó el dragado se inició un movimiento esperanzador, pero que aún está lejos de ser lo que se espera. Este año ingresaron 11 buques a cargar madera de pino, todos propiciados por la misma firma exportadora y el mismo destino: China.
Los números reflejados por este movimiento alientan a funcionarios del gobierno provincial, pero es cierto que todavía falta mucho. “El puerto uruguayense debe planificar entre 6 y 8 barcos mensuales, ese es el objetivo de máxima”, aseguran fuentes que conocen el potencial que deja un río Uruguay dragado y un puerto de óptimas características. Entonces ahora comienza el trabajo más importante que es sumar volumen de carga: Está muy bien la exportación de los troncos de pino, pero ¿qué pasa con el arroz, con el citrus, con los granos, con el sector avícola? Son sectores productivos fuertes en la región, pero que prefieren otros puertos para operar.
Directo a los trabajadores
Sacando cuentas sobre los números que deja una sola empresa operando en nuestro puerto, y solamente un sector, el de la madera sin procesar, es posible imaginar el gran potencial que todavía guarda nuestro puerto. Aquí algunos números brindado por el ministerio de Producción:
En cada puerto hay unas 140 personas dedicadas a las tareas de estiba, apuntadores, guincheros, maquinistas y controladores de bodegas. Unos 50 camioneros están dedicados a abastecer la operación, 70 administrativos realizan tareas para la agencia marítima, la empresa exportadora, puerto, Aduana, Senasa, Afip y Sanidad de Fronteras, entre otros.
A todo esto, se suman los efectivos de Prefectura Naval Argentina que prestan servicios de seguridad, las dotaciones de bomberos que asisten en las tareas de prevención, personal de salud para los controles y protocolos de prevención sanitaria, amarradores y prácticos.
A modo de ejemplo, los trabajadores portuarios dedicados a las tareas de preparar la carga, los guincheros, apuntadores y personal de bodega, tienen turnos de 6 horas por los que perciben jornales de 2.500 a 3.500 pesos de bolsillo, y muchos de ellos realizan dos turnos por día, lo que les genera unos 5.000 a 7.000 pesos diarios, en promedio. Claro que los embarques duran generalmente sólo 3 días, por eso, la necesidad de sumar más operatorias.
Beneficios indirectos
Alrededor de cada operación en los puertos de Concepción del Uruguay e Ibicuy se mueve una logística que moviliza la economía de cada una de estas ciudades.
Los comedores, kioscos, estaciones de servicio, talleres mecánicos, gomerías, técnicos, personal municipal de tránsito, remiseros y fotocopiadoras se mueven al ritmo de los embarques, generando una actividad que obliga a ampliar los horarios de muchos comercios en la zona portuaria.
Como parte del aporte que los puertos realizan a la economía provincial, también se deben destacar los porcentajes que cada exportación debe rendir ante los organismos de recaudación, tanto provincial como nacional, como así también los aportes a los puertos por el uso de la infraestructura y en concepto de aportes patronales por todo el personal contratado para estas tareas.
El retorno del tren de cargas
Otro de los beneficios directos originado en la actividad portuaria entrerriana fue la reactivación del tren de cargas en la provincia de Entre Ríos para alcanzar el puerto de Ibicuy. Actualmente llegan hasta esta terminal unas cuatro formaciones semanales con vagones cargados con troncos de madera de pino que son acopiados para cada uno de los embarques.
Esta actividad produjo una inmediata reducción de costos en los fletes para los productores, posibilitó la reutilización del tren para otras cadenas productivas y volvió a poner en funcionamiento estaciones ferroviarias que estaban desactivadas, con personal a cargo y dotaciones de trabajadores dedicados a las obras y mantenimiento de vías.