En su gira por Latinoamérica, pasó por Uruguay y se despidió de Argentina con dos shows en el Luna Park junto a grandes músicos.
El público de cierta edad e incluso los más jóvenes no quisieron perderse el ver y oír a uno de los dos Beatles vivos, Ringo Starr, a sus 73 años.
El éxito de la gira sudamericana del baterista de los fabulosos Beatles se ve sólo con la venta de tickets. En Buenos Aires agotó el Opera, y los dos shows en el Luna Park, y en Córdoba en el Orfeo llegó a sumar dos mil personas. Seguirán por Perú, México, y se presentarán en el Hard Rock de Miami, un sitio mucho más pequeño. Antes de eso estuvo en el Conrad de Punta del Este, dicen, por un cachet cercano al millón de dólares (Ricky Martin cobró dos millones de dólares y Roberto Carlos medio millón), que festejaba su aniversario número 16 y el cambio de dueños a manos de la compañía chilena Enjoy, razón por la cual estuvo en el hotel el ministro de Economía y Turismo de Chile, Félix de Vicente. El público, muy selecto, en el que estaban varios famosos argentinos (Teté Coustarot, Guillermo Andino y su mujer, Carolina, Mora Furtado, Ricky Sarkany), brasileros y uruguayos accedió sólo por invitación porque no hubo venta de localidades. Flaco y cuidado, aunque sin signos de haberse hecho cirugía como su colega Paul McCartney, sí se notaron sus dientes brillosos y el pelo cortado al ras sin una cana, Ringo Starr armó un show como para que los 120 minutos con su All Starr Band sean placenteros. Los músicos, que van cambiando en cada país son el guitarrista Steve Lukather (Toto), el bajista Richard Paige (Mr. Mister), en el órgano Greg Rolie, ex Santana, quien se lució en el show del Conrad con la versión de Oye cómo va, con Ringo en la batería, el otro en guitarra y también otro ex Santana, Todd Rundgren, y en batería Gregg Bissonette, con quien Ringo tocó a dúo varios temas. Simpático y divertido, siempre haciendo la V de la victoria, para pedir “Paz y amor para todos”, gesto que repitió a lo largo de la noche, bromeando con el público “Yo también te amo”, decía, comenzó a cantar Matchbox, y siguió con Don’t pass me by de Los Beatles, Boys, y Black magic woman, Anthem, entre otros. Vestido con un jean chupín negro, una remera con una estrella dorada en el pecho y un cinturón brilloso, no se sacó los anteojos negros nunca.
El ex Beatle cantó dos temas emblemáticos Yellow submarine, con el que el público, en promedio de 50 años, deliró y recordó aquellos años dulces, y luego, Una pequeña ayuda de mis amigos, honrando a sus compañeros Beatles, convocó a felicidad colectiva. Horas después del show, escribió en su Twitter “Otra gran noche. Gran audiencia”. Y aquí, en Buenos Aires, fue nombrado huésped de honor a propuesta del partido Sumar Izquierda Democrática.