Tener conectividad «no es educación», aseguraron especialistas en alusión a la propuesta de transformación de las aulas en «espacios digitales» sin docentes en la Ciudad de Buenos Aires, a la vez que alertaron que «no hubo una continuidad pedagógica este año», por lo cual no se sabe «si los alumnos aprendieron».
La decisión del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta de abrir a partir del 31 de agosto «espacios digitales» de las escuelas primarias y secundarias fue presentada ante el Ministerio de Educación de la Nación, que reiteró que dada la cantidad de contagios «no están dadas las condiciones epidemiológicas para la vuelta a clases» aunque analizan la propuesta presentada por el Ejecutivo porteño.
Pero la ausencia de conectividad a internet en los barrios humildes y las dificultades que encuentran los adolescentes en hacerse de un dispositivo electrónico, fue señalado por los sectores críticos a esta propuesta como el factor que obligó a la apertura de los espacios digitales en las escuelas.
Gustavo Zorzoli, ex rector del Colegio Nacional Buenos Aires, aseguró que de acuerdo a los datos de la Ciudad de Buenos Aires «entre un 10 y un 12% de los alumnos tuvo una nula o mala conexión con su docente en estos cinco meses y están en riesgo muy alto de abandonar la escolaridad».
Zorzoli destacó que hace cuatro meses hizo pública su idea de que se debía dar conectividad en forma gratuita en los barrios populares, pero aseguró que «Internet no es educación, hay que volver a las aulas en forma paulatina, será una escuela diferente con menos alumnos, pero la escuela tiene que convertirse en un lugar de encuentro».
Flavio Buccino, docente y especialista en gestión educativa, destacó que «no hubo una continuidad pedagógica este año, no sabemos si los alumnos aprendieron, en la cotidianeidad los docentes evalúan todo el tiempo, ahora vía Zoom es muy difícil y vía WhatsApp es mucho más difícil».
«Se tomó una decisión de considerar a Internet como un servicio público, lo que ocurre es que hoy los chicos no pueden conectarse porque los padres tienen un sólo celular. Una madre que habita en un barrio popular tiene que gastar hasta 800 pesos de tarjeta por semana en su celular para que sus dos hijos puedan estar conectados con la escuela», aseguró el educador.
El especialista destacó, además que «aquí va a jugar algo a favor, que es que históricamente el nivel de matrícula no decayó en los momentos de crisis. La escuela se convierte en los lugares de mayor cobertura de derechos, por ejemplo el ir a comer, puede ser que estas dos variables terminen por asegurar que muchos chicos sigan en la escuela».
Luciana Alonso, directora del programa Eutopía, una red escolar que busca la transformación de los aprendizajes en la escuela secundaria, dijo a Télam que la opción presentada por la Ciudad «suma a las alternativas ya existentes para garantizar la continuidad pedagógica».
Para Alonso, en la realidad de los barrios populares de la Ciudad, «las escuelas son espacios donde mejor se ofrece distanciamiento social, seguridad y cuidado», lo que la transformaría en una opción «que le daría más posibilidades a los directores para pensar otros formatos pedagógicos».
Por su parte, el ministro de Educación, Nicolás Trotta, aseguró que por una cuestión sanitaria «no hay posibilidades de que vuelvan las clases por el momento» en la Ciudad de Buenos Aires.