Es un hecho habitual que los más pequeños de la casa pidan un animalito en casa y más pensando en este mes del niño. Si los padres acceden a esa petición deben hacerlo en un acto de responsabilidad; deben explicar al niño que no es un juguete, sino un ser vivo que necesita de cuidados.
Los beneficios que aportan los perros y los gatos a los niños son innumerables. En general, la compañía de un animal mejora la calidad de vida de todo ser humano; aumenta la longevidad, preserva el equilibrio físico y mental, facilita la recreación, reduce el estrés y disminuye el índice de depresión en general. Pero en los niños juega un rol aún más importante porque contribuye en el desarrollo educativo y social; los obliga a asumir responsabilidades y a aprender valores como el respeto por los demás, aumenta su autoestima y mejora su integración en la familia. Además, los animales desarrollan la capacidad en los niños de cuidar de alguien y fomentan el sentimiento de competencia y seguridad: los dos indispensables a desarrollar en el primer ciclo de la vida del niño para conseguir su correcto equilibrio emocional.
Según estudios sobre el vínculo entre los animales y las personas, los primeros conceptos que asocia la mayoría de los niños cuando les preguntan por la relación con su perro o gato son: «cuidar», «alimentar» y «jugar». Estos son los valores de responsabilidad que los animales de compañía transmiten a los pequeños.
A medida que los niños van creciendo pueden ayudar en las diferentes tareas del cuidado del animal. Podemos adaptar las responsabilidades de los niños en función de su edad. Los más pequeños pueden encargarse a diario de que los animales tengan agua limpia, darles su comida, cepillarlos y lavarlos y los mayores de darles paseos y asumir otras responsabilidades de mayor importancia.
Las personas que durante su niñez han tenido contacto con un animal de compañía aprenden valores como la compasión y la empatía, importantes para mantener una relación interpersonal positiva con otras personas. La relación con los perros o los gatos ejerce como estabilizador de la conducta infantil, contribuye a fomentar la alegría y a eliminar la tristeza, así como a disminuir los miedos que son normales en la infancia.
También los niños que conviven con animales pueden llegar a entender mejor los procesos vitales como el nacimiento y la muerte. En los casos de celos por la llegada de un nuevo hermano, ellos pueden mermar los ataques de celos.
Además, según el estudio anteriormente mencionado, para el 46% de los niños el animal es percibido como la principal fuente de apoyo emocional después de los padres. Los lazos afectivos con el animal de compañía ayudan a superar la sensación de miedo o tristeza, ya que el niño recurre de forma habitual a su perro o gato para abrazarle y encontrar alivio en estas situaciones. Este comportamiento se repite cuando al niño se le presenta un problema, ya que busca a su animal de compañía como fuente de consuelo en la misma medida que a sus padres.
Con la mayoría de animales de compañía siempre existe el riesgo de mordeduras o arañazos, por lo que se debe amaestrar bien al animal y educar al niño para que lo respete y no lo moleste cuando el animal está comiendo o durmiendo. El mayor riesgo de estos accidentes es la infección de la herida y el contagio de infecciones. Es muy importante tener al animal muy bien vacunado, llevarlo regularmente al veterinario y, si le causa alguna lesión al niño, llevarlo al Pediatra inmediatamente. Es importante tenerlo con unas óptimas condiciones de higiene ya que pueden ser transmisoras de hongos y pulgas. No se debe dejar al niño tocar los excrementos de los animales y siempre se debe lavar las manos después de tocar al animal. En otros escenarios de más felicidad del niño como sus momentos de ocio, el 50% asocian al perro o gato con su «compañero de actividades y juegos» e incluso ocho de cada diez niños de entre 9 y 12 años prefieren jugar con sus animales de compañía antes que con videojuegos. Con esto enfatizamos que ellos son y tienen que ser compañeros de juego, no juguetes.