Hasta el 7 de agosto se desarrolla en el mundo la Semana de la Lactancia Materna, promoviendo el amamantamiento como beneficio tanto para la madre como para el hijo. A estos beneficios se refieren las Direcciones de Nutrición y Seguridad Alimentaria, y de Salud Mental, como así también el Centro de Salud La Concepción.
La Dirección de Nutrición y Seguridad Alimentaria recuerdan y adhieren a la promoción de la lactancia materna. La leche materna es el alimento más completo que puede recibir la persona recién nacida. Es más segura e higiénica, nunca es de mala calidad; y está siempre disponible a la temperatura justa. A través de la leche materna se genera un factor de protección (“anticuerpos”) que lo protegen contra las enfermedades más comunes, hasta que sea capaz de formar sus propias defensas.
La leche materna hasta los 6 meses debe ser el único alimento y se debe evitar cualquier otro líquido: agua, té, jugos u otros. Es recomendable continuar dándole la teta hasta los 2 años, o más. El contacto “piel a piel” es fundamental y, si es posible, dentro de la primera hora de nacido. El calostro (primera leche de la mamá, de color amarillento) es el mejor alimento que puede recibir un recién nacido, ya que lo defiende de las infecciones más comunes.
Los bebés amamantados no sólo sufren menos enfermedades infecciosas (respiratorias, diarreas, etc.), sino que también tienen menos probabilidades de padecer, cuando sean grandes, enfermedades crónicas como obesidad, diabetes y cáncer.
La lactancia materna protege del cáncer de mama y ovario, de la depresión posparto, la anemia, de la hipertensión, la osteoporosis y la artritis reumatoidea, y además ayuda a recuperar el peso anterior al embarazo.
Es imprescindible que la madre esté tranquila mientras amamanta y que su seno familiar colabore en el ritual biológico y socioemocional de alimentar a su hijo o hija.
Lactancia materna y salud mental
Por su parte, el director de Salud Mental, Germán Bercovich, se refirió a los beneficios que implica para la salud mental de un bebé y de su madre el amamantamiento. “Hay hormonas que intervienen en el amamantamiento y que también tienen una fuerte incidencia en la salud mental y vincular para la madre y el niño”, explicó Bercovich. En el caso de las madres, “esas mismas hormonas refuerzan sensaciones de bienestar general y confianza, promueven conductas de maternidad y hacen que la madre se adapten mejor al nuevo escenario que implica tener que cuidar al bebé”. Asimismo, es un fuerte antídoto contra la depresión posparto; según estudios, hay una gran diferencia de salud mental entre madres que amamantaron y otras que no. “Madres depresivas que amamantaban, podían generar más empatías con sus hijos. Es decir que aún en madres depresivas, el amamantar genera fortalezas”, agregó el Director de Salud Mental. En cuanto a los niños, tienen menos posibilidades de desarrollar trastornos mentales a largo plazo, entre otros beneficios.
Beneficios odontológicos
A través del Centro de Salud “La Concepción”, la odontóloga Griselda Burgos explicó que la lactancia materna contribuye a construir una mordida mejor. Los bebés amamantados exclusivamente durante 6 meses son 72% menos propensos a tener dientes torcidos. Otro beneficio es un riesgo reducido de caries.