Alberto sobre Vicentin: «Fue mi decisión. Cristina no tuvo nada que ver»


El presidente Alberto Fernández desligó a su vice de los planes de intervención y expropiación de la agroexportadora Vicentin. «Cristina no tuvo nada que ver con eso, pero nada que ver con eso, nada», enfatizó.

La novela sobre la intervención de la cerealera Vicentin por parte del Gobierno nacional cruzó el Océano Atlántico y llegó hasta Europa, más precisamente a la redacción del diario británico Financial Times, donde brindó una entrevista el presidente Alberto Fernández. Allí, el mandatario negó que hubiera habido una injerencia de la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner respecto a dicha propuesta: “Fue mi decisión”, dijo.


“Esa fue mi decisión”, enfatizó Fernández, ante la consulta periodística sobre el rol de la expresidenta con respecto a la propuesta de intervenir la firma agroexportadora, y prosiguió: “Cristina no tuvo nada que ver con eso, pero nada que ver con eso, nada”.


De acuerdo a la publicación británica, el proyecto de expropiación anunciado por Fernández, que está paralizado por el momento, despertó el temor entre los inversionistas, quienes creyeron ver la mano de la vicepresidenta en el plan oficialista de recuperación de la empresa.

«Muchos de esos temores son inventados por los medios y los analistas», añadió el presidente.


La duda por parte de los medios y los analistas radica en que una de las impulsoras del proyecto de expropiación e intervención es la senadora por Mendoza Anabel Fernández Sagasti, impulsora de la corriente La Cámpora en su provincia y cercana a la figura de Máximo Kirchner, hijo de la expresidenta. Fernández Sagasti fue quien le acercó al presidente Alberto Fernández el plan para recuperar a la empresa cerealera.


Actualmente, el Estado argentino es uno de los mayores acreedores de la deuda que contrajo la empresa Vicentin, debido a los préstamos por más de u$s300 millones otorgados por el Banco Nación durante la gestión de Javier González Fraga. Además, mantiene acreencias por más de $9.000 millones en conceptos impositivos de aduaneros.


Sin embargo, el pánico de los inversionistas extranjeros tiene como precedente la expropiación de la petrolera YPF, estatizada en 2012 por el gobierno de Fernández de Kirchner, luego de una fuerte caída en la inversión por parte de la compañía de capitales españoles Repsol. A partir de ese momento, la compañía de capitales mixtos pero de mayoría estatal se convirtió en un activo estratégico debido a la importancia del yacimiento Vaca Muerta a corto, mediano y largo plazo.


Sobre el regreso del Estado argentino a la petrolera, el mandatario dijo estar de acuerdo con la decisión tomada por su actual vice, al señalar que en aquel entonces los accionistas de la empresa “habían dejado de invertir y estaban causando a Argentina un gran problema».