El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, mantuvo el miércoles por videoconferencia una agria discusión con el gobernador de San Pablo, Joao Doria, al que acusó de agravar la situación económica al poner en cuarentena al estado más poblado y rico del país, y defendió que el aislamiento por el coronavirus sea sólo para ancianos y enfermos, lo que le valió furiosas críticas de jefes del Congreso y de aliados y extendió la crisis sanitaria y económica a la arena política.
Los cuestionamientos al mandatario se vienen haciendo más intensos y furiosos desde la noche del martes, cuando pidió en cadena nacional privilegiar el funcionamiento de la economía, abrir las escuelas y terminar con el confinamiento rige en San Pablo y Río de Janeiro. Ese discurso provocó una gran reacción social, con cacerolazos de protesta en las principales ciudades de Brasil, donde la pandemia ya mató a 57 personas y contagió a 2.433.
Este miércoles, las protestas con cacerolas se repitieron en varias ciudades de Brasil.
Bolsonaro insistió el miércoles en que el aislamiento debía dejar de ser horizontal para pasar a ser vertical, exclusivo para personas mayores, y conversó sobre esa postura con su ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta.
El vicepresidente Hamilton Mourao lo contradijo con una llamativa declaración. “La posición del gobierno, por el momento, es una sola: el aislamiento y el distanciamiento social”, dijo Mourao al responder una pregunta sobre la posición del presidente. “Puede ser que se haya expresado de una forma que no fue la mejor”, agregó el general retirado.
Rumores en Brasilia indicaron que Mandetta no compartía la postura de Bolsonaro y que podría dejar el cargo, lo que fue desmentido. Luego apareció diciendo que la cuarentena fue precipitada. El diputado Eduardo Bolsonaro, uno de los hijos del presidente, compartió en redes sociales un discurso del diputado Osmar Terra, médico y ex secretario de Salud de Rio Grande do Sul, en el que el legislador expone ideas similares a las de Bolsonaro.
“Lo que están haciendo en Brasil algunos pocos gobernadores y algunos pocos alcaldes es un delito. Están reventando a Brasil, están destruyendo empleos. Y esos tipos que dicen ´ah, la economía es menos importante que la vida’. Tontos, no disocian una cosa de otra”, dijo Bolsonaro.
El presidente repitió que hay que “poner el pueblo a trabajar, preservar ancianos, preservar a aquellos que tienen problemas de salud”, y aseguró que, de lo contrario, la economía colapsará y “el caos está ahí, en nuestra cara”.