Lo que ocurrió durante la jornada de viernes bien puede ser un reflejo de lo que viene pasando en el juicio que busca determinar las responsabilidades en la muerte de Nahiara Cristo.
Era el día indicado para que los dos acusados, Miguel Cristo y Yanina Lescano, hablen frente al tribunal compuesto por Gervasio Labriola, Alejandro Cánepa y Carolina Castagno. Lescano se limitó a ratificar su declaración indagatoria brindada al momento de su imputación, mientras que Cristo decidió esgrimir argumentos defensivos bastante débiles. En resúmen, Cristo responsabilizó a Lescano por todo el daño que se le hizo a Nahiara y aseguró haber tenido miedo a la hora de impedirlo. Cabe recordar que durante el debate se ha ido acreditando que Lescano estaba inmersa en un contexto de violencia de género ejercida por el propio Cristo que no hizo otra cosa más que confirmar el habitual patrón del varón violento: victimizarse. Según el padre de la víctima, durante los primeros meses de convivencia «iba todo bien, todo tranquilo» y que luego «empezaron las discusiones respecto a los juguetes de los nenes, que se peleaban entre ellos por los juguetes». Cabe recordar que en la vivienda del barrio Paraná lll vivían Cristo, Lescano, Nahiara y los tres hijos de la mujer.
«Lescano no quería que se junten sus hijos con mi hija porque se peleaban por los juguetes», dijo Cristo. Una vez llegado el 2019, el relato de Cristo asegura que «el 4 o 5 de enero fui a buscar mercadería y me llama Yanina diciendo que la nena se quemó con un termo». «Me volví enseguida y tenía los piecitos a penas quemados. Fui a comprar una crema para ponerle», dijo Cristo. Reconoció que quisieron comprar una casa en otro barrio con el objetivo de mudarse pero responsabilizó a Yanina Lescano de esa decisión. La transacción -que iba a ser a cambio de un auto- quedó corroborada en las audiencias con la presencia de una testigo que era la propietaria de la casilla que querían comprar.
Según el relato de Cristo, el 7 u 8 de enero de ese 2019 «viene un amigo de ella y me trae dos armas, un aire comprimido y un 38». «Supuestamente el padre se la mandaba para que la tenga ella, yo le dije que no quería esas armas acá». Cabe recordar que Lescano referenció amenazas de Cristo cuando le daba a sus hijos el revólver sin cargar al momento que discutían y ella se quería ir del hogar. «El veintipico de enero estábamos acostados en el sillón de la cocina y escucho un grito, me voy al baño corriendo y estaba Yanina con mi hija. La nena estaba sin remera y Yanina con una manguera. Ella se va a hablar por teléfono afuera y yo me quedo con mi hija. En ese momento, ella viene con el aire comprimido y me pega en la cabeza. Salgo para afuera porque no veía nada, me voy a la cama y me doy cuenta que estaba lleno de sangre y creo que quedé como dos o tres días con el ojo hinchado y en cama», expresó Cristo. Luego de eso, el fiscal Malvasio le preguntó porque no aparecieron nunca esas armas a las que refería Cristo en su relato y no supo responder.
Cristo no pudo con el interrogatorio fiscal
Tanto Malvasio como Santiago Brugo indagaron respecto al relato de Cristo que no pudo responder con claridad. La querella y los fiscales interrogaron al acusado que no supo responder a todas las preguntas. -¿Por qué no le dio de comer a su hija durante toda su convivencia? Siempre le daba de comer, aseguró. – ¿Por qúe no le daba agua? Le daba agua y pan porque era lo único que le podía dar. – ¿Por qué pretendieron responsabilizar a Ana (vecina que cuidaba de los niños) al momento de los hechos? Porque Yanina me dijo que lo hagamos cuando me estaba yendo en el patrullero con la nena. – Usted reconoció haber visto unas 5 heridas en su hija, ¿quién le provocó las otras 25 lesiones que tenía el cuerpo? Eso no se, porque yo vivía trabajando. Sólo se de la quemadura de los pies y la vez que Yanina la estaba pinchando con una aguja. También un día encontré a mi hija atada de los brazos. -¿Por qué no la llevó al médico? Esa semana que estuve pegado a Nahiara, ella entró en un estado de nervios y locura.
No salíamos y yo no tenía la llave de los candados de la casa, las tenía Yanina. – ¿Usted le vio las lesiones? Yo no la bañaba a Nahiara, se ocupaba Yanina. Ella le pegó con una manguera que estaba colgada en el baño. – ¿Por qué no socorrió a su hija? Por miedo después del golpe que me dio con el aire comprimido, le tenía miedo a Yanina y la gente con la que andaba. – ¿Cuándo advirtió que Nahiara tenía lastimada la nariz? Una semana hacía que no nos dejaba comer, cocinaba para ellos y nosotros estábamos arriba de una sábana, sentados contra la puerta y ellos se sentaban a comer en la mesa de la cocina. No nos daba de comer ni agua ni nada. – ¿Por qué no declaró antes todo esto? Por miedo a esta gente. – ¿Le consta como se lesionó la nariz de Nahiara?, insistieron los fiscales. Lo único que se es que tuvo un golpe y nada más. Lescano me dijo. – ¿Usted alimentaba a Nahiara? Comíamos normal, antes de la pelea con Yanina comíamos bien, yo siempre conseguía. Nahiara tomaba leche.
En el tramo final del interrogatorio fiscal, le preguntaron si se arrepentía de algo y la respuesta de Cristo fue: «Estoy arrepentido de haberme juntado con esta persona».