Juan Pablo Lugrín ríe. Y de esa forma todo se disfruta mejor.
Lugrín, ese alero de 1,92 metros, muestra su sonrisa en un club de barrio. Y las sonrisas se aprenden de pibe. Las trae de su infancia, donde picó las primeras pelotas. El Porvenir de José C. Paz. Los amigos en un club humilde, cancha de baldosas, un aro más bajo que el otro, pelotas viejas, salir de viaje un domingo a las 7 de la mañana con sus compañeros en un micro para volver todos juntos a las 10 de la noche. En esos lugares las sonrisas florecen. Están ahí, definitivamente ahí. En esos picados, en esos caminos.
«El destino te marca en esas cosas. Todo eso me hizo entender un montón de cosas. Yo estoy agradecido que me haya pasado eso y digo gracias todos los días por poder vivir del básquet. Muchos chicos que jugaron conmigo en aquellos años no tienen la misma suerte por diferentes situaciones», sostiene Juan Pablo, casi emocionado al traer esos recuerdos en la charla. La emoción es saber reír.
«Siempre pensé en básquet y siempre me gustó. El pase a Los Indios fue importante y a los 16 años en Obras me di cuenta que este iba a ser mi camino», confiesa el alero bonaerense. Es que Juan Pablo Lugrín hizo de todo. No sólo jugó al básquet. Hubo mucha natación y taekwon-do, muchos deportes en el colegio y música.
¿Música? Muy bien ahí. Lugrín ríe y confiesa: «Siempre estaba buscando algo para hacer. Y en música no me fue bien, porque soy malísimo (vuelve a reírse)…».
Parque Sur atraviesa una racha adversa en la Liga Argentina, por primera vez en este campeonato. Al respecto, Lugrín explicó: «Es un torneo muy largo y los altibajos se ven. Como tuvimos de los otros buenos momentos ahora llegaron estos. Hay que trabajar, acá aparece la unión del grupo. Estamos tranquilos, somos un equipo joven que aún está en desarrollo».
-Está todo muy parejo y peleado en la Conferencia Sur. Faltan varios partidos, pero van a entrar en la recta final de la etapa. ¿Dónde lo vez ubicado a Parque Sur de cara a los playoffs?
-Nuestro objetivo es terminar entre los mejores cuatro. El equipo cree que lo puede lograr. Hoy somos un equipo de mitad de tabla para abajo porque nos tocó este bajón y lo estamos laburando. Siempre tenés que entrenar como si estuvieras último, entrenar como si fueras un perro de abajo. Nos dimos cuenta en estas cuatro derrotas que es el momento de darle más duro. Si no llegáramos a meternos entre los cuatro de arriba, quedar lo más cerca que podamos de ellos.