Si bien la agenda del Concejo Deliberante 2020 de Concepción del Uruguay comienza a armarse en este tiempo, se informó días pasados de una reunión calificada como “mesa de diálogo” en la cual comenzó a tratarse un tema de mucha relevancia, pero no menos polémico, y que tiene que ver con el uso medicinal del aceite de cannabis.
Es que en el nuevo concejo deliberante que tiene Concepción del Uruguay desde el 10 de diciembre iniciará su período de sesiones ordinarias desde el mes de marzo, pero en este tiempo avanza en la concreción de una agenda de temas para tratar en el año.
Para avanzar en uno de ellos, se llevó a cabo una mesa de diálogo tendiente a la inclusión activa de nuestra ciudad en los postulados de la Ley Nº27.350 que regula la investigación médica y científica del uso medicinal de cannabis, a la cual es adherente la provincia de Entre Ríos.
En esta primera reunión participaron el Secretario de Salud de la municipalidad Miguel Toledo, el Director de Salud Mental German Bercovich, y los concejales Viviana Sansoni, Graciela Guerrero, Sergio Vereda y Rodolfo Negri. En la reunión, se analizaron diferentes perspectivas y posibilidades en relación a un tema de profundo interés en salud pública que ya forma parte de la agenda para este año legislativo.
La Ley
En marzo de 2017, en trámite exprés, de manera unánime con 58 votos a favor y ninguno en contra, en lo que para muchos marcó un avance histórico, el Senado nacional convirtió en ley el proyecto que habilita el uso del cannabis medicinal, pone en marcha en el país la investigación médica y científica en la materia, y garantiza el acceso gratuito al aceite que se extrae de la planta, que en un principio se importará desde los Estados Unidos. Era la Ley N° 27.350.
La reglamentación de esa ley fue en septiembre de ese año y parcial. El Estado acotó la investigación y producción de cannabis medicinal para personas diagnosticadas con epilepsia refractaria, aunque los derivados de la planta se usen para tratar cáncer, dolor crónico, fibromialgia, Alzheimer, Parkinson y trastorno del espectro autista, entre otras patologías.
En octubre de 2018 desde el Programa Nacional para el Estudio y la Investigación del uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus Derivados y Tratamientos No Convencionales, que creó la ley y que depende de la Secretaría de Salud, confirmaron que aún no había empezado ninguno de los ensayos clínicos previstos. Aunque estaba previsto que se asignara un predio del INTA en Castelar para la investigación de los usos de la planta, eso aún no fue puesto en marcha.
En febrero de 2019 el Ministerio de Seguridad de la Nación autorizó el primer centro destinado a cultivar e investigar el uso medicinal del cannabis. Fue ante la solicitud del gobierno provincial de Jujuy, que llevó a cabo esta tarea en una finca cercana a la localidad de Perico y que en este 2020 tendrá la primera producción nacional de cannabis.
La aprobación de la ley de investigación y producción de cannabis medicinal animó a muchas personas a apelar a ese recurso para sus tratamientos. Se multiplican las consultas a los médicos y a las organizaciones especializadas. Pero los recursos legales disponibles están frenados: esos pacientes dependen del autocultivo, el cultivo solidario o los productos derivados que compran sin conocer su procedencia.
En Entre Ríos
En octubre de 2018 se promulgó la adhesión de Entre Ríos a la Ley de Cannabis Medicinal. Entre otros puntos, la norma ordena la creación de un registro voluntario de pacientes y familiares que sean usuarios de aceite de cáñamo y otros derivados de la planta de cannabis.
A través de la norma 10623, publicada en el Boletín Oficial, el gobierno de Entre Ríos promulgó la adhesión provincial a la Ley N° 27.350 de investigación médica y científica del uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados. La autoridad de aplicación será el Ministerio de Salud, que deberá realizar e impulsar la investigación, capacitación y difusión de los fines medicinales, científicos y terapéuticos de la planta de cannabis y sus derivados.
La ley es producto de una larga lucha de las familias de personas afectadas por epilepsia refractaria o autismo, entre otras dolencia, como Mama Cultiva y CAMEDA, que en muchos casos llegaron con sus chicos enfermos al Congreso y participaron activamente de los debates en comisiones desde hace meses.
Argentina da pasos, tal vez aún lentos para unirse a países de la región como Colombia, Chile y Uruguay, que ya cuentan con medidas que regulan el uso terapéutico del cannabis. Concepción del Uruguay parece decidida a unirse a la discusión y trabajar hacia los postulados de esta Ley.
Paliativos contra el dolor
El cannabidiol, o CBD, un componente sin efecto narcótico de la planta de la marihuana, es promocionado como un remedio mágico que calma el dolor, la ansiedad, el insomnio y la depresión. Pomadas, sprays, tinturas y aceites son comercializados como afrodisíacos, como ungüentos para eczema, granitos y episodios que causan vergüenza, y como tratamientos para enfermedades serias como diabetes y esclerosis múltiple.
La creciente popularidad del CBD (En Estados Unidos se comercializa como medicina natural como cualquier otro) ha hecho que los científicos se hayan empezado a pronunciarse sobre el asunto. En primer lugar, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se expresó en diciembre de 2017 y afirmó que “en estado puro, el cannabidiol no parece ser nocivo ni tener riesgo de abuso”, aunque tampoco recomienda su uso médico. Según la organización, los primeros datos obtenidos “revelan que podría tener algún valor terapéutico en las convulsiones epilépticas y en enfermedades conexas”.
¿Qué hay de un uso más paliativo? En la Universidad de Minnesota, tres investigadores estudiaron los efectos analgésicos del CBD en el manejo del dolor crónico severo y vieron que “los cannabinoides pueden formar un complemento útil a los fármacos analgésicos actuales en muchas afecciones, especialmente en dosis bajas incapaces de inducir hiperalgesia u otros efectos secundarios”, según el texto. “También pueden usarse como fármacos de rescate cuando la analgesia con opioides es ineficaz o inadecuada, o como agente ahorrador de opioides. La combinación de opioides y cannabinoides puede convertirse en un agente muy útil en el tratamiento a largo plazo del dolor severo”.