La aparición del denominado “verdín”, conocido técnicamente como cianobacterias, volvió a encender el alarma sobre el estado sanitario del río Uruguay y causar preocupación entre bañistas que venían disfrutando de sus aguas en estos días con temperaturas por encima de los 30 grados. Si bien hay que evitar el alarmismo, sí hay que tener en cuenta algunas consideraciones para prevenir problemas de salud.
El verdín está formado por cianobacterias, también llamadas “algas verde-azuladas”. No son realmente algas, aunque lo parezcan. No todas las floraciones de esta naturaleza son tóxicas, pero sí hay que tener mucho cuidado porque algunas son peligrosas puesto que pueden traer aparejados numerosos efectos negativos en la salud – por exposición dérmica o ingesta – ya que tienen microorganismos patógenos transmisores de enfermedades. Sabemos bien que el cambio climático es uno de los motores reconocidos en la aparición de este fenómeno.
Este proceso se produce por alta presencia de nutrientes en agua, alta cristalinidad que contribuye al proceso de fotosíntesis por mayor penetración de luz solar, entre otras condiciones naturales del ambiente y del río.
La Organización Mundial de la Salud ha identificado cianobacterias como un problema de salud emergente. Por su parte el Ministerio de Salud con número de Resolución 1949 del año 2016 brindó competencias para formular políticas y estrategias de promoción y desarrollo destinadas a prevenir y/o corregir los efectos adversos activos o potenciales del ambiente sobre la salud humana puesto que han alertado los peligros asociados con el uso y consumo de aguas como no aptas para el consumo e ingesta. Por esto es indispensable no minimizar los riesgos para reducir las consecuencias adversas a través de actividades de prevención, abordando el diagnóstico a través de un Sistema de Atención Primaria de la Salud.
Los efectos en la salud
Los efectos sobre la salud pueden ser desde picazón, ardor, irritación de mucosas (oídos, nariz y ojos) y náuseas pasando por malestar digestivo, vómitos, diarreas, alergias, mareos hasta hemorragias hepáticas, insuficiencia renal y respiratoria. Las personas más sensibles y vulnerables son los ancianos, embarazadas, niños menores de 5 años, especialmente con desnutrición moderada o grave.
Las recomendaciones a los bañistas para el cuidado de su salud indican fundamentalmente “evitar la ingesta de agua, extremar el cuidados de niños, mayores y personas vulnerables.
En aguas recreativas
En la playa, evite sumergirse en zonas con verdín. Ubíquese en sitios alejados de vientos provenientes de zonas con floraciones de cianobacterias; puede formarse «spray» o aerosoles que perjudican la salud.
Evite que los niños jueguen en zonas con manchas verdes e impida que los niños se lleven el agua o la arena a la boca. Evite que las mascotas tomen contacto o ingieran agua con floraciones de cianobacterias. En caso de que ocurra, lávelas con abundante agua y jabón. Si realiza deportes acuáticos utilice ropa adecuada que facilite la limpieza del cuerpo, lave cuidadosamente la superficie de los implementos deportivos en contacto con la piel (tablas, inflables, asientos, patas de rana, etc). Si va a pescar evite consumir los ejemplares, si estos fueron pescados en aguas con floraciones o verdín.