Si se cumplen las predicciones, los años veinte del siglo XXI no van a ser menos locos que los del XX. Tendremos médicos en el reloj, peores condiciones laborales, cines en realidad virtual, celdas solares en cada casa. Al menos, ese es el mundo que pintan las profecías que nos han dejado caer hasta ahora.
Androides casi humanos y un médico en tu reloj
Según Chetan Dube, presidente de IPSoft, en 2025 no sabremos distinguir androides de humanos, puesto que las fronteras entre los organismos de carbono e hidrógeno y los de sílice se habrán vuelto imperceptibles. Pero esta no es la única apuesta que hizo en febrero de 2019: «Habrá un doctor en tu Apple Watch dentro de cinco años. Diagnosticará tus enfermedades perfectamente. Tomará tu presión sanguínea, te hará un análisis sin siquiera una incisión, te dirá exactamente qué padeces y se encargará de que un dron te traiga los medicamentos».
Diez años más de automatización es, según Mark Graham, lo único que necesitamos para que nuestras condiciones de trabajo y sueldos se vayan al suelo. «Sin una regulación más efectiva y sin que los trabajadores tengan la capacidad de una mayor fuerza colectiva. Vamos a afrontar una carrera hacia abajo en salarios y condiciones laborales. No es inevitable. Pero necesitamos una acción sostenida y conjunta de los reguladores y los empleados para crear otro futuro», afirmaba en mayo de este año.
El fin de los conductores
El CEO de Car2Go, Thomas Beerman, nos contaba hace ya más de un año que al final de la nueva década empezaría a hacerse realidad el sueño del auto autónomo: «Creo que para 2030 algunas ciudades ya tendrán el entorno legal y también técnico que hará posible ver vehículos completamente autónomos en funcionamiento en algunas áreas. Seguramente no en ciudades enteras. Pero hay que tener en cuenta cómo estábamos hace cinco años con la inteligencia artificial y el machine learning y cómo estamos ahora». Sin embargo, su predicción acababa por perder fuelle: «Tal vez ocurra antes o tal vez más tarde. Es muy difícil predecirlo. Lo único de lo que estoy verdaderamente seguro es de que va a suceder».
Un auto Tesla con el piloto automático activoUn auto Tesla con el piloto automático activo
Computadoras cuánticas, o no
La computación cuántica de consumo tal vez aparezca en los años 20. Y tal vez no. Juan Ignacio Cirac insiste en que aún queda camino por recorrer: «Grandes empresas como Google, IBM o Alibaba tienen ya prototipos y se han logrado grandes avances pero son eso, prototipos, y hasta que estos evolucionen a sistemas que podamos utilizar pasarán 10 o 15 años. Por eso debemos descartar esa idea que a menudo aparece en la prensa de que las computadoras cuánticas están a la vuelta de la esquina y van a ser capaces de solucionar todos los problemas de la humanidad».
Vos en el cine y Mordor a tu alrededor
En 2017, Julien Nicault, CEO de Cinemur, una startup francesa que trabaja en nuevos formatos en narrativas audiovisuales, daba diez años de vida a los cines tal y como los conocemos ahora. Si sus cálculos siguen en vigor, quedarían siete años para que la realidad virtual conquiste las salas.»Es difícil competir con una versión de El señor de los anillos en la que podés explorar los paisajes de la película, adentrarte en Mordor o visitar las casas de los hobbits».
Dónde vas sin celda solar
En menos de 10 años, tener una placa solar fotovoltaica y una batería para poder almacenar electricidad en tu casa va a ser tan normal como tener cuarto de baño. Al menos, eso prometía Carlota Pi, de Holaluz, en junio. «Igual que hoy en día nadie concibe una ciudad irrespirable con una selva de chimeneas, lo mismo pensaremos en 10 años cuando el aire que respiremos sea infinitamente más limpio y los coches no contaminen».
Adiós, bancos
Hace ya más de dos años que Salim Ismail, director ejecutivo de Singularity University, le calculó diez años de vida a la banca de consumo. El responsable de su desaparición será, aparentemente, el blockchain. «Creo que es la tecnología más disruptiva que he visto en mi vida. Cuando eres capaz de descentralizar la autentificación hay muchos sistemas que se pueden acelerar. Un banco, por ejemplo: hasta ahora es quien dice quién ha dejado dinero a quién, también en las transacciones que hacemos en la calle. Si esa información es pública, ya no necesito el banco».