El último año de Macri, el IPC se aceleró con fuerza al registrar el nivel más alto en 28 años. Superó al 47,6% de 2018, récord desde 199. En 2019, los precios que crecieron por encima del nivel general fueron salud, 72,1%; comunicaciones, 63,9%; equipamiento y mantenimiento del Hogar, 63,7%; y alimentos, 56,8%.
La inflación acumulada de 2019, el último año de la administración de Mauricio Macri, se aceleró con fuerza al registrar un 53,8%, el nivel más alto en 28 años, según informó este miércoles el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
La suba anual registrada en 2019 fue la mayor desde 1991, cuando se ubicó en el 84%, un año después de que la hiperinflación dejara un alza de precios del 1.343,9%.
En los últimos doce meses, los precios que crecieron por encima del nivel general fueron salud, 72,1%; comunicaciones, 63,9%; equipamiento y mantenimiento del Hogar, 63,7%; y alimentos, 56,8%.
En el mismo período, los precios de las prendas de vestir y calzado aumentaron 51,9%, las bebidas alcohólicas y tabaco 50,2%, y bienes y servicios, que incluye limpieza e higiene personal, 55,9%.
Por debajo del nivel general, los precios de restaurantes y hoteles crecieron 50,3%, recreación, turismo y cultura 48,5%, educación 47,1% y vivienda, agua, gas y electricidad 39,4%.
La suba de precios no fue homogénea. El congelamiento tarifario de la segunda mitad del 2019 ayudó a que los precios Regulados crezcan 48,2%, en línea con los precios Estacionales (+48,9%) y por debajo del IPC Núcleo (+56,7%).
Esta última categoría fue impulsada por el salto del tipo de cambio, que afecta en mayor medida al grupo de bienes y servicios que no son regulados ni estacionales.
Por su parte, el año pasado los precios de los bienes treparon 58,4% y los de los servicios 45,7%. Esta diferencia de más de 10 puntos porcentuales refleja el atraso relativo de los salarios, que poseen una mayor participación en la estructura de costos de los servicios, explicaron desde Ecolatina.
La evolución que la inflación registró el año pasado también representa un desalentador punto de partida para el gobierno de Alberto Fernández, por el efecto arrastre. Para este año, según las proyecciones de los analistas consultados por el Banco Central, se espera que la inflación vuelva a superar la barrera del 40%.