El jueves estrena Un paraíso para los malditos donde usa armas de fuego y tiene escenas violentas. Habla de Alfredo Alcón , anticipa la nueva tira de Telefe, reivindica la democracia, y siente que el país pasa por un buen momento.
Fue en el año 2011 cuando Joaquín Furriel y Alejandro Urdapilleta filmaron por primera vez juntos una película, se llamó Verano maldito y la dirigió Luis Ortega. Pero a comienzo de este 2013, otro cineasta, Alejandro Montiel los convocó para filmar Un Paraíso para los Malditos y armó el terceto junto a la actriz Maricel Álvarez (Ver Recuadro), conocida internacionalmente por haber filmado junto a Javier Bardem y Woody Allen. Esta nueva producción nacional se estrenará el próximo jueves 7.
En esta nota Joaquín Furriel anticipa cómo es su personaje en la próxima comedia de Telefé – Los Papis- donde compartirá aventuras con Luciano Castro, Luciano Cáceres y “Peto” Menahem. Aún sin fecha definida de salida, que podrá ser entre fin de este año o inicio del próximo, hace más de un mes que empezaron a filmar esta historia sobre jóvenes padres. También espera para el 2014 un nuevo estreno cinematográfico. Será El patrón: Radiografía de un crimen, ópera prima de Sebastián Schindel -documentalista de Mundo alas- y en elenco estarán: Andrea Garrote, Luis Ziembrowski, Guillermo Pfeningn, entre otros.
— ¿Qué te atrapó para aceptar firmar Un Paraíso para los Malditos?
— La atmósfera que tenía el guión, lo que iba pasando y cómo pasaba. También me pareció original la manera en que se vinculan estos tres personajes y el tipo de violencia, más el suspenso que crea. Tiene un ritmo preciso y siento que aquí nada sobra.
— ¿Antes habías manipulado armas?
— Nunca había encarnado un personaje con este profesionalismo para manejar armas. Me preparé sobre todo para sentirme más seguro. Ya había usado revólveres en 099 Central para Pol-ka (2002) pero aquí era más preciso todo, por lo cual también estudié muchas películas de acción.
— ¿Por qué en los títulos aparecen los nombres de dos dobles de riesgo?
— Por contrato deben ponerlos, pero no los necesité, porque me entrené para poder hacer las escenas de riesgo. El que se ve saltando, siempre soy yo.
— ¿Cómo fue trabajar con Alejandro Urdapilleta?
— Nos habíamos conocidos gracias a la película de Luis Ortega. Para mí Urdapilleta no es solo un actor: es un artista. A todo le da una humanidad inmensa, lo difícil lo hace posible. Siempre lo admiré y vi casi todas sus obras en el teatro. Aquí debíamos contar este vínculo particular entre estos dos personajes. Trabajar junto a él y a Maricel (Álvarez) fue un recorrido que elegiría volver hacer. Ella es una actriz extraordinaria
— ¿Filmaste mientras ensayabas Final de partida?
— Sí. Fue este verano, ensayaba con Alfredo Alcón mientras filmábamos con Alejandro Montiel esta película. Fueron dos meses muy intensos y me sirvió muchísimos porque lo que Alcón me pedía para Clov me ayudaba para crear a este Marcial. Alfredo me marcaba que no había que subrayar, todo debía ser sutil y ambiguo, parecido a lo que le sucede a este hombre silencioso y enigmático. La historia siempre estuvo planteada en el suburbio del conurbano. Busqué una manera de caminar y mirar diferentes.
— ¿Acompañaste a la película hasta Varsovia?
— Sí, porque fue seleccionada para la competencia internacional del Festival de Varsovia. No trajimos ningún premio, ya que había pocos, pero el jurado nos felicitó y nos están invitando para otras muestras. Fue mi bautismo, nunca antes había participado de este tipo de eventos del cine. Siento que hay una intención de hacer una industria cinematográfica nacional. Palpé las grandes diferencias que existen entre el teatro y el cine. Cuando llegué estaba disfónico y me preocupé hasta que recordé que no debía subir a ningún escenario, que ya estaba todo hecho. El cine tiene una universalidad por su mismo lenguaje visual.
— ¿Sentías que tenías una deuda con la pantalla grande?
— Quería mantener el mismo nivel de elección que en el teatro. No sólo me debe interesar la obra sino el elenco, la producción y hasta el teatro. Con el cine me pasaba lo mismo, ahora empiezo a interesarme por leer guiones. Estaba plagado de inseguridades mientras filmaba, a pesar de tener una relación con la cámara gracias a la televisión. El cine es del director, es él quien edita y decide todo. Pero fue muy saludable correrse un poco, sólo formás parte de un mecanismo del relato, donde todo es importante.
— ¿Cómo es tu personaje en la nueva tira que empezaste a filmar – Los Papis – para Telefé?
— Nacho Moreno no tiene nada que ver con la vida familiar. A él de la nada le aparece una mujer con la que estuvo vinculado en su pasado y le presenta a un niño, que dice que es suyo. Es interesante lo que proponen los autores, mi papel es casi el de un Don Juan que nunca tuvo pareja estable, un abogado de una multinacional.
— ¿Hoy estás acompañado? ¿Fantaseas con tener otro hijo?
— Estoy bien, paso por un buen momento. Nunca tuve ese tipo de fantasías, no se puede imaginar solo. Cuando la conocí a Paola (Krum) surgió la idea, de antemano no me lo pregunté. Es por eso que con mi hija -Eloisa- tengo un vínculo deseado, algo muy distinto de lo que debo encarnar en la tira, aunque ambos niños tengan casualmente la misma edad: cinco años y medio.
— Se cumplieron treinta años de democracia más la ley de medios: ¿qué opinas?
— Para mí el momento que estamos viviendo es muy importante y estoy muy feliz por mi hija. Cada día los argentinos vamos a aprender más lo que es vivir en democracia. Recién cumplimos treinta años de democracia continua. Estoy muy orgulloso de todas las leyes que se están implementando en estos últimos tiempos, son derechos que estamos ganando como sociedad, la que se está transformando en contenida. Hay mucho por hacer. Nuestros dirigentes sufrieron persecuciones o vivieron en tiempos de facto. Tengo fe, esperanza en los jóvenes que hoy tiene 30 años, que nacieron en democracia y hoy empiezan a participar en la política. Creo que de a poco deberán aparecer candidatos con ideas. Tal vez ahí tengamos los primeros gobernantes que nacieron, se formaron y gobernarán en democracia.
— ¿Hoy la militancia tiene el mismo nivel de idealismo que en la década del 70?
— Nuestro mundo es complejo. Mis abuelos trabajaban para vivir, hoy hay muchos que lo que les importa es la especulación, más que el trabajo. No quiero ser opinólogo, soy actor. Para mi las elecciones del domingo fueron muy importante, ya que rectifican la democracia, pero no quiero simplificar el discurso.