Muchas veces los animales constituyen verdaderos ejemplos de comportamiento para el ser humano. Su lealtad, sentido del sacrificio, valoración de la amistad y el cariño que ofrecen a los demás son dignos de admiración.
Y como no aprender, por qué no, de estas virtudes cuando lo tenemos tan cerca, dentro de casa y más aún, cuando convive con nuestros niños.
En este agosto, mes del niño, ese regalo que nos dan, es digno de recordarlo, transmitirlo y valorarlo y por qué no obsequiarlo por medio de la práctica de la adopción.
¿Sabía qué? La convivencia de los niños con animales favorece su desarrollo y su sistema inmunológico: estos resultados apoyan la llamada «hipótesis de la suciedad» la cual dice que demasiada higiene a edades tempranas debilitaría el sistema inmunológico en el futuro.
La compañía de los animales hace que los niños crezcan más tranquilos y seguros de sí mismos. Los que poseen mascota sufren menos estrés, realizan más actividad física y se sienten más felices.
Favorece el desarrollo cognitivo, socioemocional y físico de ellos como así también satisfacen el deseo de independencia: aprenden a ofrecer ayuda y protección a su animal.
Aprenden a convivir con él: deben aprender a no molestarle mientras come o duerme, a limpiar la caja o el plato de la comida, a tratarlo con delicadeza, etc.
Les ayuda a desarrollar el sentido de la responsabilidad.
Les permite desarrollar la experiencia táctil: su contacto físico, las caricias, los mimos y el rascarles les puede aportar seguridad en sí mismos y en las relaciones con los demás así también aportar estabilidad emocional: puede ayudar a superar momentos problemáticos en los que los celos pueden aparecer, como es el nacimiento de un hermanito, por ejemplo.
Les ayuda a aprender las reglas de la comunicación no verbal, desarrollando la capacidad de intuición.
Los animales de compañía ejercen como un estímulo a la hora de salir a pasear (en caso de que sea un perro, por ejemplo) y un motivo de distracción y juego. Los niños criados con mascotas desarrollan más fácilmente las relaciones sociales.
Podemos seguir enumerando tantas virtudes pero muchas veces en un envoltorio de regalo no caben más que éstas. Tanto adoptar un animal, más si es mestizo, atender a las que tenemos, valorar su compañía, o simplemente AYUDAR A AYUDARLOS – uno de nuestros lemas de la Protectora – todas estas acciones son ejemplos que podemos practicar con nuestros niños. Y todas constituyen un invalorable regalo para él. –