Le pidió 30.000 pesos a un abogado argumentando que debía costear gastos indispensables para su familia, pero se compró una moto y nunca devolvió el dinero. La mediación entre el profesional y el changarín fracasó.
José Sánchez, el changarín de Nogoyá que adquirió fama efímera tras contar un relato fantasioso sobre el hallazgo de un bolso con 500.000 dólares dejado en la calle y que luego devolvió, sin aceptar recompensa a cambio, a su misterioso dueño, un empresario que prometió ayudarlo a conseguir un trabajo en blanco, se ganó una imputación penal en la Justicia. Sánchez quedará imputado por el delito de estafa. El abogado Juan Orlandi, secretario técnico del Hospital San Blas, de Nogoyá, lo denunció luego de haberle prestado 30.000 pesos que nunca le devolvió. Según dijo el profesional, se los pidió supuestamente para poder costear gastos indispensables de su familia. En vez de eso, utilizó ese dinero para comprarse una moto. Sánchez se envalentonó después de la denuncia y dijo que contaba con «el mejor abogado» de la zona: Augusto Lafferriere. Pero cuando el letrado fue a interiorizarse del pleito no quiso saber nada con asumir su defensa. Por esa razón, la representación legal del changarín quedó en manos de una defensora oficial, Andrea Cavagna. Los dos, el changarín y el abogado Orlandi, procuraron encontrar una vía de solución al entuerto mediante una mediación. Pero la mediación concluyó en fracaso. La mediadora María Beatriz Vignolo comenzó a mediar en el conflicto suscitado, pero Orlandi se negó a seguir ese camino y dice que Sánchez no muestra gestos de arrepentimiento, publica el sitio Entre Ríos Ahora.
La historia de Sánchez
Sánchez fue figura pública fugaz en todo el país por un puñado de horas, las suficientes para que su relato del maletín hallado con medio millón de dólares empezara a deshilacharse a la luz de las primeras evidencias. La camioneta Chevrolet S-10 de color rojo de la cual había bajado el empresario, de visita a Nogoyá, no había sido detectada por ninguno de los puestos camineros de la Policía, tampoco por las cámaras de seguridad de la zona donde el changarín dijo haberla encontrado. El caso se complejizó para el changarían cuando la Justicia empezó a indagar luego de que le propio Sánchez aludiera a la existencia de un arma de fuego junto al maletín. Entonces, frente a la Policía, primero, y al fiscal Federico Uriburu, después, se desdijo de toda la fábula y reveló que había inventado todo para llamar la atención y conseguir un empleo en blanco, porque venía trabajando en negro en todos lados. Su último empleador, un panadero de Nogoyá, decidió despedirlo cuando se vio involucrado en el relato del changarín. Pero Sánchez no se quedó de brazos cruzados: pidió el asesoramiento al abogado Juan Orlandi y demandó a su expatrón. El intríngulis se arregló en la sede de Trabajo en Nogoyá y el acuerdo fue refrendado por el Juzgado Civil y Comercial. Pero el dinero de la indemnización a la que accedió el changarín, $135 mil, no se liquidó de inmediato. Debió esperar, y en el ínterin pidió ayuda a su abogado. Le solicitó en préstamo $50 mil, pero el letrado sólo accedió a facilitarle una suma menor, $30 mil. La promesa del changarín fue devolver el dinero cuando cobrase la indemnización. Ese cobro ocurrió el viernes 10 de mayo. Ese día, a las 10 de la mañana, Sánchez y Orlandi quedaron en encontrase en Tribunales. El changarín cobraría lo suyo y devolvería el préstamo. Pero el hombre se anticipó: llegó a las 8, cobró su dinero y desapareció. No le atendió más llamados al abogado y lo bloqueó en whatsapp.