Los hermanos de nuestra ciudad que compiten en “La Máxima” del automovilismo nacional hicieron su balance tras su paso por el Autódromo Centenario de Neuquén. Para el Pope cada nueva fecha del TC, es una nueva oportunidad de dar el salto de calidad necesario como para colocar la Chevy 63 en el lote de punta. El piloto esperaba que Neuquén fuera la ocasión, pero no fue así. Respecto a la carrera de Viedma, el auto no evolucionó de acuerdo a lo esperado, y quedó atrás en el clasificador (29), en la serie poco pudo hacerse para escalar posiciones (9). Y en la final, hubo un buen ritmo de carrera, una buena parada en boxes para el recambio de cubiertas y poco más. Sirvió para llegar en un decoroso 26 puesto y sumar algunos puntos.
El piloto manifestó que seguirá trabajando para lograr la evolución necesaria para estar arriba.
En tanto el Nico tuvo un fin de semana para el olvido, llegaba a Neuquén con buenas expectativas. Con un buen trabajo en la previa y el buen rendimiento que viene exhibiendo el auto en las últimas carreras invitaban a soñar con volver con un buen resultado.
Si bien el día sábado, las clasificaciones no resultaron buenas, dejaron a Nico ubicado en el pelotón del medio. No era el ideal pero permitía alentar esperanzas de mejorar el domingo.
Pero el domingo no era el día de Nico. En la serie venia muy bien, a buen ritmo, pero un toque del Pato Silva lo relego y lo llevó a largar la final desde el fondo.
Buena largada en la final y buen ritmo, pero todo terminó rápido. Toque involuntario con Rossi a la salida de una curva motivaron su exclusión y la vuelta a casa con las manos vacías.