La cifra podría caer si no se abordan factores de riesgo como la obesidad y el consumo de tabaco y alcohol. La expectativa de vida promedio de los argentinos podría aumentar 6,3 años en 2040 si se abordan factores de riesgo como la «obesidad y el consumo de tabaco y alcohol», según un estudio del Instituto de Métrica y Evaluación de la Salud (IHME, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. Según los últimos datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la esperanza de vida promedio en Argentina era de 76,7 años en 2016, y hacia el futuro hay más de un escenario posible: puede aumentar 6,3 años o disminuir 0,8 años, según el mejor y el peor de los pronósticos del IHME, una organización de la Universidad de Washington con base en la ciudad de Seattle. «El peor escenario está constituido por la falta de control de factores de riesgo. Es decir, la población se expone más a una mala dieta, falta de ejercicio y tabaco, las consecuencias son negativas en términos de la mortalidad», dijo Rafael Lozano, director de Sistemas de Salud y Análisis Estratégico del IHME. En 2016, Argentina se ubicó en el puesto 65 entre 195 países y, si continúan las tendencias recientes de salud, podría descender 11 posiciones en 2040 para quedar en el puesto 76, con una esperanza de vida promedio de 78,8 años. Para que la esperanza de vida de los argentinos alcance su máximo posible, los 83 años, «se espera un control de ciertos factores de riesgo, así como mejor respuesta del sistema de salud a las enfermedades no transmisibles», dijo Lozano. Las diez principales causas de muerte prematura en Argentina en 2016 fueron la cardiopatía isquémica, las infecciones respiratorias bajas, los accidentes cerebrovasculares (ACV), las lesiones viales, el cáncer de pulmón, la EPOC, el suicidio, los defectos congénitos de nacimiento, las complicaciones neonatales del parto prematuro y la enfermedad renal crónica. En 2040, se espera que se mantengan entre las causas principales la cardiopatía isquémica, las infecciones respiratorias bajas, la enfermedad renal crónica, el ACV, el cáncer de pulmón, la EPOC y el suicidio, pero aparecen también la diabetes, el cáncer de colon y recto, y el cáncer de mama. A nivel mundial, el estudio pronostica un cambio: «En 2016, cuatro de las 10 causas principales de mortalidad prematura fueron enfermedades no transmisibles (ENT) o lesiones. En contraste, en 2040, ese número aumenta a ocho». Se estima que las ocho enfermedades no transmisibles o lesiones que estarán entre las 10 primeras causas de mortalidad prematura en 2040 serán: cardiopatía isquémica, accidente cerebrovascular, EPOC, enfermedad renal crónica, Alzheimer, diabetes, lesiones viales y cáncer de pulmón. «El futuro de la salud del mundo no está preestablecido y hay una amplia gama de trayectorias plausibles», dijo Kyle Foreman, director de Ciencia de Datos del IHME y autor principal del estudio, y agregó: «Ver un progreso significativo o un estancamiento depende de cómo los sistemas de salud aborden los factores clave». Según Foreman, los cinco principales impulsores de la salud que explican la trayectoria futura de la mortalidad prematura son «la presión arterial alta, el índice de masa corporal alto, el alto nivel de azúcar en sangre, el consumo de tabaco y el consumo de alcohol. La contaminación del aire ocupa el sexto lugar».