El martes 25 de septiembre ocurrió, en el convulsionado barrio Capibá, el asesinato de Gabriel Gusmán, de 20 años, a manos de efectivos de la Policía de Entre Ríos. Desde entonces, innumerables opiniones se dieron alrededor del operativo que enmarcó a la muerte del joven. El accionar policial, el joven que estaba armado, el balazo que recibió de espaldas a la altura de la nuca, el encierro de dos policías por más de 24 horas, la algarabía y la caravana policial con sirenas por la liberación de los efectivos involucrados en la muerte y los cuestionamientos desde diferentes sectores de la sociedad, son algunas de las artistas del complicado caso que enfrentó las posturas en distintos ámbitos. No quedan dudas de que el disparo mortal salió del arma de una agente policial. Lo que los peritos de Gendarmería Nacional que intervienen en el polémico caso, intentan determinar, es si se está ante un caso de «legítima defensa», como sostienen insistentemente, desde la Policía, o si se trata de un suceso de supuesto «gatillo fácil», como sostienen familiares del fallecido. Mientras tanto, se confirmó a Elonce que el sargento Diego Ibalo de 39 años y el agente Rodrigo Molina de 29 años, que prestan servicio en el 911, «quedaron sujetos a la causa y no se descarta que a medida que se avance en la investigación puedan volver a quedar detenidos«, señalaron fuentes de la investigación.
Asimismo, se pudo saber que los encargado de la investigación, no descartan que Ibalo y Molina puedan llegar al juicio, según la calificación del hecho que se considere establecer tras la investigación. Además, señalaron que si se determina que se trató de un caso de «legítima defensa», los efectivos podrían reincorporarse a sus tareas antes de finalizar el mes de octubre,