Ayuda Animal: Saber escuchar para prevenir enfermedades

Luego de que un caballo yació muerto por dos días en un descampado urbano, en donde vecinos, radios locales denunciaron este hecho y mientras que el encargado de la retroexcavadora municipal no se dignó a acatar las órdenes de sus superiores en el transcurso de dos días, el animal quedó expuesto siendo el posible culpable, así, de originar enfermedades. Los perros vagabundos o los con dueños lo acecharon para poder comerlo.

El caballo fue víctima de vaya a saber qué muerte, los perros también podrían haberse convertido infectándose de enfermedades que podrían haber peligrado su salud. Ni pensar en chicos que hayan estado curioseando o jugando donde el infortunado animal estaba.

Un perro puede intoxicarse a través de alimentos o carne en estado de descomposición por medio de bacterias como la salmonela, o contraer parásitos intestinales, gastroenteritis o muertes por intoxicación. Ellos tienen el hígado más delicado que nosotros debido a su metabolismo, no es tan eficaz para eliminar de su organismo sustancias tóxicas ingeridas a través de los alimentos.

Los detritus son una fuente de intoxicaciones para los canes, que suelen verse atraídos hacia ellos por su olor intenso. Un perro que se alimenta con basura está expuesto a un foco de contaminación que le puede provocar problemas de salud. La basura, debido a la falta de refrigeración y a la mezcla de comida y deshechos, es un lugar saturado de microbios que puede producir vómitos y diarreas al can que la ingiere. Esta es una de las maneras más frecuentes por las que puede resultar intoxicado. Ni pensar un cuerpo en descomposición.

Las enfermedades que pueden acarrear estas circunstancias son muchas, ellas son parte de las que pueden padecer los perros. Existen otras que son transmitidas y afectan a los humanos y/ o viceversa. Una persona se puede contagiar de manera indirecta, por contacto con agua, tierra, moscas, mosquitos, garrapatas o pulgas, o de manera directa, a través del contacto con animales contaminados, vivos o muertos.

Un número sorprendente de enfermedades puede ser transmitidas de los animales a los humanos y viceversa. De hecho, son bastante comunes, y se estima que más de seis de cada diez enfermedades infecciosas en humanos se originaron en animales. En general, las personas con el sistema inmune comprometido, incluidas aquellas que siguen tratamientos para el cáncer, los que sufren de SIDA, los ancianos, los bebés y los niños pequeños también corren más riesgos de contagiarse. En el caso de la rabia, cualquier persona que haya sido mordida por un animal rabioso se enfermará si no se hace tratar inmediatamente.

Algunas de ellas, las más comunes son: La rabia es la enfermedad zoonótica más temida. Está causada por un virus que infecta a animales domésticos y silvestres y se transmite a los humanos a través del contacto con saliva infectada, mordeduras o arañazos. – Otra es la toxoplasmosis es una zoonosis parásita transmitida por los gatos y sus objetos, particularmente la caja sanitaria. El contagio se produce al tocar las heces de un gato infectado y posteriormente llevarse las manos a la boca. En las mujeres embarazadas puede provocar abortos, nacimientos prematuros y daños en el feto como encefalitis y lesiones en los ojos o en otros órganos. – La bartonelosis o enfermedad del arañazo de gato es una patología bacteriana causada por bartonella henselae y la puede transmitir un gato enfermo al arañar o morder.

La prevención en estos casos es muy importante: la higiene es la medida esencial para prevenir su transmisión. El lavado de manos frecuente, la higiene de los animales y de sus habitáculos y la correcta manipulación y eliminación de sus desechos son clave a la hora de prevenir contagios.

Estos tips tienen que ser tomados en cuenta a la hora de pensar en nuestras mascotas, en los perros vagabundos que no tienen opción de alimentarse de la basura. Todos podemos ser víctimas de una enfermedad de índole zoonotica. Lo importante es prevenir. Ese caballo, si es que hubiera sido foco de infecciones y enfermedades, nada de culpa hubiera tenido. El verdadero responsable de un posible foco infeccioso no fue él, fue de ese empleado que, en vez de escuchar el llamado de las proteccionistas, de las órdenes jerárquicas, a lo único que hizo si caso, fue a su desidia. Y ese sí, que es una enfermedad que no tiene antídoto.