La organización aspira a reducir en un 15 % el sedentarismo en adultos y adolescentes antes de 2030.
La iniciativa fue presentada por el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, y el primer ministro portugués, António Costa, en la Ciudad del Fútbol de Oeiras, a las afueras de Lisboa, donde se encuentra concentrada la selección de fútbol de Portugal. «Para mucha gente, la vida moderna supone mucho tiempo de estar sentado, ya sea conduciendo al trabajo, estando todo el día en la oficina o frente a la televisión por la noche. Tenemos que conseguir que el mundo se mueva», dijo Adhanom. El director de la OMS defendió que crear sociedades más activas no es sólo responsabilidad del sector sanitario, sino que precisa también de «compromiso político al más alto nivel» y acciones coordinadas desde todos los ámbitos. Por su parte, Costa recordó que la actividad física no sólo mejorará la salud y calidad de vida de las personas, sino que además reducirá los costes para la sanidad, por lo que instó a la «movilización de todos». El plan de acción de la OMS incluye veinte recomendaciones que responden a cuatro objetivos estratégicos: crear sociedades activas, entornos activos, personas activas y sistemas activos. Bajo estas directrices, se llama a las autoridades a crear oportunidades y condiciones para que las personas dediquen más tiempo a prácticas como caminar, montar en bicicleta, bailar, hacer deporte o jugar. En la actualidad, uno de cada cinco adultos y cuatro de cada cinco adolescentes en el mundo no realizan suficiente actividad física, práctica que ayuda a prevenir y tratar enfermedades no transmisibles como las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes o los cánceres de mama y colon. Estas enfermedades son responsables del 71 % de los fallecimientos en el mundo y provocan cada año 15 millones de víctimas mortales de entre 30 y 70 años, según datos de la OMS. En el acto, en el que también se presentó la nueva campaña del Gobierno portugués para promover la actividad física, estuvieron presentes el ministro de Salud luso, Adalberto Campos Fernandes, y el presidente de la Federación Portuguesa de Fútbol.