Se realizará este sábado un acto oficial donde se recordará el Bicentenario de la invasión portuguesa y saqueo a la Villa de Concepción del Uruguay. La actividad se desarrollará desde las 17 horas en Plaza Ramírez. Incluirá la actuación de la Banda de Música del Batallón de Ingenieros Blindado II, finalizando la ceremonia a las 18 con el arrío del Pabellón Nacional en el mástil de la Plaza. Participarán banderas de ceremonias de las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
La invasión
Durante el año 1816, el territorio argentino comenzó a vislumbrar momentos de tranquilidad, de esperanza redentora, tras la realización del Congreso de Tucumán que comenzó a sesionar el 24 de marzo de 1816. La adhesión de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe a la causa artiguista en larga e indeclinable puja con el gobierno de Buenos Aires, determinó que los pueblos de estas provincias o tuvieses representación en el Congreso de Tucumán.
En la sesión del 1º de agosto de 1816, se dio lectura a un oficio de Artigas en el que puse de manifiesto las tres principales razones por las que los pueblos bajo su mando se abstuvieron de enviar diputados. Ellas fueron el desaire de os comisionados bonaerenses, quienes no se trasladaron a su campamento como se había acordado, la falta de ratificación del convenio del 28 de mayo y la presencia de una escuadrilla porteña con claros propósitos bélicos en aguas del Paraná. Sin embargo, durante 1816, no todo fue tranquilidad para los habitantes de Concepción del Uruguay.
Al riesgo siempre latente de la reanudación de la lucha armada contra Buenos Aires, centrada en esos momentos sobre la provincia de Santa Fe, se sumaba la inquietante presencia portuguesa sobre la Banda Oriental con fines de ocupación territorial y utilización de nuestros ríos. A mediados de marzo de 1818 las maniobras militares de los portugueses habían iniciado. El 12 de mayo de ese año, una goleta portuguesa impulsada por una brisa del sur, ingresaba a nuestra Villa lentamente por el río Uruguay, y en el punto denominado Paso Vera, fueron sorprendidos por el fuego de una batería de tres cañones que se hallaba oculta en el monte defendiendo las fronteras de nuestra Concepción del Uruguay.
El ruido de los cañonazos se repitió una y otra vez, multiplicado por el eco de las islas, sonido que llegó hasta la Villa Concepción del Uruguay, cuyos habitantes comprendieron enseguida que nuevamente el peligro los acechaba. Para el 19 de mayo, el grueso de los portugueses había ingresado a nuestra villa, saqueando y violando todos los derechos de los copoblanos que debieron resistir.