El VPH, conocido como el virus del papiloma humano posee diversos tipos y estos a su vez diferentes cepas. Algunas de ellas pueden dar lugar a verrugas genitales y otras pueden desarrollar cáncer cervical uterino. El virus del papiloma humano (VPH) pertenece a la familia Papillomaviridae. Todos los virus de dicha familia son capaces de desarrollar infecciones en el epitelio estratificado de la piel y en las mucosas. Actualmente la evidencia científica afirma que el VPH es causa necesaria para que se desarrolle el cáncer de útero. Existen alrededor de 118 tipos de VPH de los cuales 40 producen infección en el cuello del útero y 12 son cancerígenos. Al igual que existen diversos tipos del virus del papiloma, también se diferencian distintas cepas responsables de la producción de dicho cáncer. Las ocho cepas que se pueden atribuir al 80% de los casos de cáncer son: el VPH 16, 18, 31, 33, 35, 45, 52 y 58. El VPH 16, 18 y 45 son, de mayor a menor, los más patógenos. Algunos tipos de VPH pueden provocar verrugas o condilomas, en cambio otros pueden provocar infecciones subclínicas, dando lugar a cáncer cervical, de vulva, vagina y ano en mujeres y cáncer de pene y ano en hombres. El VPH se transmite por vía sexual, la mayoría de las infecciones son asintomáticas, por ello muchas personas ignoran que se encuentran infectadas del citado virus. Dichas infecciones generalmente desaparecen a los dos años, pero si persisten, pueden evolucionar a distintas lesiones pre cancerosas y provocar el cáncer de cuello de útero. Respecto a Europa, la incidencia del cáncer de cuello de útero en España se encuentra a un nivel inferior. Estos datos son conseguidos gracias a los programas de prevención y detección precoz. Por ello, es fundamental incidir desde el ámbito enfermero, a una educación sexual óptima a los adolescentes desde los colegios y que conozcan también aquellos factores asociados a producir el cáncer uterino.
Tratamiento ante una infección por VPH
En aquellos casos de lesiones pre cancerosas producidas por el papiloma, el tratamiento más adecuado es la cirugía, donde se eliminan las zonas afectadas. Este tratamiento es muy eficaz ya que el VPH produce lesiones superficiales bien localizadas y este virus no desarrolla infecciones sistémicas. Para las afecciones que causa el virus, como en el caso de las verrugas genitales, existen unas cremas tópicas cuya función es activar una respuesta inmune local contra el papiloma humano. Es muy probable que después del tratamiento las verrugas reaparezcan, esto suele suceder a los tres meses posteriores al tratamiento. Es importante informar que dicho tratamiento no reducirá necesariamente el posible contagio a la pareja sexual. En aquellas personas que las verrugas no hayan sido tratadas, éstas podrán permanecer igual, desaparecer, o aumentar en cantidad y/o tamaño. Pero no se convertirán en cáncer con el paso del tiempo, puesto que pertenecen a un tipo de cepa que no desarrolla carcinoma. En el caso de una mujer embarazada que presente verrugas genitales a consecuencia del papiloma existe muy bajo riesgo de transmitir dicha verrugas al recién nacido, en situaciones de transmisión al niño, éste podría presentar verrugas en la laringe o en la garganta. Estudios confirman que la cesárea no parece evitar la transmisión de la madre al niño. Se recomienda la prueba de Papanicolau de forma regular para la detección del cáncer cervical a todas aquellas mujeres sexualmente activas, incluyendo las que presentan verrugas genitales, ya que la persona puede estar infectada con más de un tipo del virus del papiloma.
Factores de riesgo que predisponen a desarrollar el cáncer de cuello del útero
Existen diversos factores asociados a una mayor predisposición para padecer cáncer de cuello uterino, se citan a continuación: Se han podido detectar productos procedentes del tabaco en el moco del cervical. Las mujeres fumadoras presentan un mayor índice de probabilidad de sufrir carcinoma escamoso en el cuello uterino. Se ha observado también una correlación positiva entre el número de cigarrillos diarios y el riesgo de sufrir dicho cáncer. Además el consumo de tabaco disminuye la acción del sistema inmunitario. Existe una relación positiva entre el riesgo de padecer cáncer de útero y haber tenido cinco o más embarazos. Estudios confirman que hasta en un 6,5% de estas mujeres embarazadas presentaban infección por el VPH en la cepa 16, aunque con un bajo riesgo de transmisión perinatal. Esto es debido a los cambios hormonales producidos durante las gestaciones. Anticonceptivos orales. Su uso prolongado en más de cinco años aumenta el riesgo de sufrir el cáncer cervical. A los 10 años de su interrupción, el índice de riesgo se equipara a una mujer que nunca los haya consumido.
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