Los caballos de los carreros maltratados

Cuando hablamos de la sociedad metafóricamente hablando podemos pensarla en esas cadenas circulares conformadas por eslabones de compromiso que se construye desde el seno de ella y que en su conjunto se unen para tratar de solucionar conflictos, por ejemplo.

Así casi fue el jueves pasado, a horas del mediodía, cuando un vecino de la zona denunció la presencia, desde hacía cuatro horas, de un caballo que portaba un carro el cual estaba al rayo del sol encontrándose parado en una esquina céntrica. Otras personas le alcanzaron agua y además esperaron a que se apersonara Policía de Entre Ríos, de la Municipalidad, proteccionistas, como así también algún representante del Ejecutivo municipal. Mencionamos estos últimos pues en teoría ellos se están abocando al teman desde el Área de Salud y Zoonosis. Fue que Ayuda Animal, agentes de la Policía de Entre Ríos, los de la comuna y hasta Abigeato estuvieron presentes.

Siempre recalcamos nuestro slogan “SOMOS SU VOZ”, en este caso, a favor del caballo. Existen organismos gubernamentales y no gubernamentales que se tienen y se tendrían que ocupar de la situación de esa familia que vive a costa del sacrificio del animal que los traslada haciendo el trabajo duro.  Los caballos no tienen que pagar ni su sobre carga o la extra; esa, la del carrero formada quizá de resentimientos, de impotencias, de frustraciones o resignaciones.

La sociedad se construye – entre otros valores –  por medio de alianzas, de lazos de confianza y las normas ayudan a entrelazar esas intenciones.  Es lo mínimo que esperábamos en esa instancia. El llamado “carrero” que conduce un vehículo de tracción a sangre, llamándose a este vehículo al habitáculo formado por ruedas, que traslada gente, que circula y tiene como motor un caballo, tiene que acatarlas, como todos los demás actores en una sociedad civilizada. No son excepción. Tan simple como ésto. ¿Pero…que podemos hacer con un Estado municipal que se distrae mirando para otro lado y no se preocupa por el cumplimiento de Ordenanzas que velan por el bienestar del carrero, por el bienestar del animal, por el del transeúnte? ¿De una Justicia injusta que dictamina a la distancia sin las pruebas en mano? La Fiscal actuante ese 15 de febrero a las horas del mediodía dictaminó de esta forma, pues nadie se apersonó a constatar el estado del animal para decidir que no se le infirió ningún maltrato. Para tal Poder no lo es que un ser este sin agua bajo el rayo del sol por ese lapso de tiempo, con sus cascos sin cuidado, azuzado con un látigo hecho para tal fin.

El poder de la norma llegó hasta Policía provincial que actuó como es debido y ante todo humanamente hacia el que realmente estaba sufriendo, que es el animal. Así también lo fue con Abigeato, organismo de la fuerza policial que gestionó la presencia de su veterinario para constatar el estado del animal en defecto de no estar disponibles los dos de los tres veterinarios del staff municipal (el tercero existe en el organigrama, pero no en la práctica). Y por último Policía Municipal que labró un Acta de constatación, pero desde el Ejecutivo no obtuvimos respuesta alguna al reclamo.

Muchas cosas para rescatar, el compromiso de la Policía, de la ciudadanía que no miró a otro lado y no dijo solamente “Mira, pobrecito” sino que actuó acompañándonos a las proteccionistas. En una mala sensación sentirse desamparado desde un Ejecutivo que permanece pasivo ante esta problemática y como en otros espacios, tiene que estar al servicio de su ciudadano.

Veinte años de no tomar el guante. Estamos esperando un Estado Municipal adulto que se apersone en esta problemática y busque no seudo soluciones. Herramientas las hay, recursos humanos, también, empleados idóneos y no, se les paga para tratar de solucionar y poner en práctica estrategias para llevar a cabo un cambio; la Ordenanza 4277 que soluciona el problema de la Tracción a Sangre duerme esperando ésto. Dejar pasar los problemas, que el común de la gente se olvide con el advenimiento de otro, que nos cansemos reclamando, el saber que muchas veces nos aquejan otros conflictos y estos nos obliga a redirigir las miradas a otro lado. Sabida que son estrategias para “patear las cosas para adelante”. El proteccionismo animal y el compromiso de la gente en cambiar es lo que tratar de poner palos a este mecanismo aletargante.

La causa de tal situación conflictiva es generada por esa inacción que niega a tratar de solucionar un problema que nos atañe directa o indirectamente a todos como lo es la Tracción a Sangre y lo que lleva muchas veces implícito, el maltrato animal. Para eso está Él, para ejecutar cambios. Llámese culturales, el nombre que quieran ponerle, pero cambios al fin para que de esta forma se cierren esas cadenas. Se necesitan acciones, no promesas y compromisos efímeros.

Mientras tanto nosotros, los ciudadanos tenemos que actuar denunciando este maltrato. Llamando a los grupos proteccionistas. Insistiendo en el 103 que es el teléfono que tiene, TIENE que atender nuestros reclamos. Tomar nota que agente nos atiende desde allí y reclamar soluciones. Acercarse a la comisaria de nuestra jurisdicción para que nos confeccionen la denuncia. Es algo que les atañe y no que nos deriven a Municipalidad pues ellos son los que tienen potestad para labrarlas, la Policía provincial. Todos también somos parte de esa cadena. ¡Actuemos!

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