Las artes marciales mixtas causan furor en EE.UU. y Brasil. Su llegada a la Argentina.
Podemos sentarnos a debatir un rato largo sobre la controversia que generan las artes marciales mixtas, como también lo provoca el boxeo. Para algunos son un deporte; para otros no. Lo que no se puede discutir es la atención que ha logrado captar alrededor del mundo el UFC (Ultimate Fighting Championship), uno de los negocios vinculados al deporte que más creció en los últimos tiempos. En Brasil, la popularidad de esta disciplina ya se ubica detrás del fútbol.
Para entender de qué se trata, vayamos a lo concreto. El próximo sábado, el mexicano Caín Velázquez -uno de los mejores del circuito- expondrá en Houston, Texas, su título de Peso Pesado ante el único rival que logró vencerlo, el brasileño Junior Dos Santos. Será la tercera pelea entre ambos, con una victoria para cada uno en las dos anteriores. Montar esta pelea –que en Argentina será televisada en vivo por el canal América– le costó alrededor de seis millones de dólares al UFC.
El UFC 166 –cada disputa por un título lleva una numeración diferente- será en el Toyota Center, donde los Houston Rockets de la NBA hacen de local. El estadio cuenta con capacidad para 20 mil personas y las entradas para una de las veladas más importantes del año, a un valor promedio de 250 dólares, ya están todas agotadas.
Pero el verdadero negocio de la marca que acapara el mercado de las artes marciales mixtas es el Pay Per View, las suscripciones pagas para ver las peleas en vivo. Cada velada cuesta 45 dólares y las cifras de ganancias son millonarias.
Si bien todavía no se ha desarrollado ningún evento en nuestro país, UFC desembarcó en Argentina –firmó contrato con América– e instalarse de forma defintiva en el continente Latinoamericano es el próximo objetivo de la marca que ha hecho populares a las MMA en Estados Unidos, Canadá y Brasil, entre otros países del mundo.
La llegada de Santiago Ponzinibbio, el platense que debutará en el UFC en noviembre, crea expectativas y suma fanáticos en nuestro país. Esos a los que nos les importa si las MMA son un deporte o no. Solo quieren show.
(*) editor de 442, desde Houston, Texas