Recién comenzado octubre, la diferencia anual entre la señal que programa Tomás Yankelevich y la de Adrián Suar resulta irremontable. La ausencia de Tinelli pronunció la caída en el encendido. La televisión de aire, en crisis.
Si bien es probable que, tal su costumbre aguerrida, Adrián Suar presente batalla hasta último momento del año –es decir, el 31 de diciembre–, lo cierto es que este 2013 ya ha definido el resultado de la contienda por seducir a la audiencia, usualmente llamado rating –dato elaborado por la única medidora, privada, Ibope–. En los 276 días transcurridos, Telefe alcanza un promedio de 8,68 puntos –algo así como que constantemente hubiera ocho millones y medio de personas de la Capital y el Conurbano viéndolo– y El Trece araña los 8,09. Aunque la diferencia parece poca, esas 59 décimas implican que en los 89 días que le restan a este 2013 el canal programado por Adrián Suar debería ganarle, en promedio, por 1,85 puntos a la estrategia de Tomás Yankelevich. Es decir: una misión más imposible que las que les encargan a Tom Cruise en la pantalla grande.
Sin embargo, este dato tampoco debería empujar para que en el canal de los españoles se pongan a gastar en comprar champagne para descorcharlo –difícil que gasten en algo, con los recortes presupuestarios que vienen aplicando–: en septiembre del año pasado Telefe promediaba 11,7 puntos y El Trece hacía lo propio con 9,2 puntos, lo que equivale a decir que quien se alza con el primer lugar en el podio de 2013 en verdad perdió un 25% de su audiencia y el canal del Grupo Clarín resignó un 7%. Traducido: cada vez más gente se va al cable o descarga sus programas –ya sea legal o ilegalmente– por internet con tal de no ver lo que le ofrece la pantalla chica.
Por qué ganó Telefe. De observarse las infografías que ilustran esta nota, los causales de la victoria de Tomás Yankelevich sobre Adrián Suar –o, si se prefiere, de Telefónica sobre el Grupo Clarín– responden a una serie de motivos.
El primer cuatrimestre del año lo ganó de cabo a rabo Telefe. Si bien es cierto que se trata de meses de menor encendido, cuando aún no se produjeron los estrenos de los productos “fuertes” de cada señal, la diferencia que consiguió Yankelevich sobre su competidor fue de más de un punto. Con la telenovela de enredos –y algo de espionaje– que tuvo a Marcelo Tinelli corriendo entre Telefe y El Trece y que al final terminó por plantarlo en un año sabático, Suar no tuvo demasiado espacio para maniobrar en el inicio del año y recién en mayo, cuando consiguió ganarle definitivamente la pulseada por el prime time a Telefe, y más en junio con el estreno de Farsantes –que iba a ser un unitario basado en casos judiciales reales y, sin Tinelli, tuvo que transformarse en telenovela–, consiguió primero empardar y luego imponerse a su competidor por pocas décimas. Demasiado pocas, tomando en cuenta el territorio perdido que había que recuperar.
El otro motivo que le dio y le da la victoria a Telefe es que la semana tiene siete días y no cinco y que el día –para el rating– tiene doce horas y no sólo las cuatro del prime time. Si se observan los promedios de septiembre, tomando únicamente de lunes a viernes El Trece le gana a Telefe, pero la diferencia que Yankelevich consigue es tan grande los sábados y domingos que resulta imparable. Otro elemento es la primera tarde, donde haber ubicado a Mariana Fabbiani le dio muy poco rédito –al menos en audiencia– a Adrián Suar, y donde Telefe, con latas –las enésimas repeticiones de Casados con hijos, las películas presentadas por Virginia Lago (¡Martín Fierro a la mejor conducción!) y más repeticiones de Los Simpsons–, le gana con comodidad –y gastando mucho, muchísimo menos en lo que a dinero se refiere–.
Por qué pierden todos. Mucho se habló este año de qué significaba la ausencia de Marcelo Tinelli en la pantalla. Hubo actores que hasta festejaron que por consecuencia existiera más espacio para la ficción. Lo cierto es que, aún en sus malos años, ShowMatch no bajaba de un promedio anual de 20 puntos, que supera, cómodo, a todo lo que se presentó este 2013.
Si bien la baja en el encendido de la televisión de aire es un fenómeno mundial, en el caso autóctono que no estuviera Tinelli al aire pronunció la debacle. No ocurrió que la audiencia que lo seguía eligió otros productos del menú, sino que simplemente dejó de ir al restaurante –en el que figuran todos los otros chefs que presentaban platos con sus sobras y este año se tuvieron que conformar con Leo Fariña y esas cosas lindas–.
Los que saben dicen que el futuro de la televisión de aire tiene fecha de vencimiento. En esta agonía, este año, ganó Telefe y perdió El Trece. Como asegura el dicho: el muerto se ríe del degollado.