Cuando un deporte se aprende desde niño no se olvida más, queda vigente la “huella motora”. Hoy, el sedentarismo juvenil es una epidemia. Lo que dejó el festival “Generación Deportiva”.
Juan Manuel Herbella
Concluyó “Generación Deportiva Buenos Aires 2018”. Si tiene hijos y no asistió con ellos, ha desperdiciado una oportunidad única. ¿Dónde sino podrá brindarle la posibilidad de, en unas pocas horas y en el mismo lugar, practicar cuarenta y cuatro disciplinas deportivas, guiados por grandes atletas? El primer Festival (esperemos que no sea el último) de iniciación deportiva de Argentina, fue un éxito rotundo en cuanto a prestación y convocatoria. Durante nueve días, en el Predio Ferial de La Rural, se realizaron clínicas abiertas para niños y desfilaron los mejores deportistas argentinos de la actualidad.
Décadas atrás, los niños recibían estímulos físicos de distinta índole y en cualquier lugar. Desde deambular en la calle corriendo y colgándose de los árboles, pasando por el potrero donde jugaban a la pelota y a lo que surgiese, y ni hablar si tenían la chance de concurrir a algún club para practicar diferentes deportes. Estas actividades lúdicas fomentaban el desarrollo de habilidades motoras en todos los niños. Luego, en algunos casos muy puntuales, se transformaba en el pilar desde donde se desarrollaba una carrera deportiva.
En la actualidad, la realidad es completamente distinta y el sedentarismo juvenil es una epidemia. Proporcionalmente hay menos niños que practican deportes competitivos, junto a un menor nivel de fitness y un mayor porcentaje de obesidad en la población infantojuvenil total. Para ese pequeño porcentaje que practica deporte de manera competitiva, también ha habido un cambio de paradigma: la especialización deportiva, que antes se resolvía entrada la adolescencia y que ahora se define en el niño prepuber. La lógica parece ser simple: si quieres ser bueno en un deporte, debes practicarlo intensamente y desde pequeño (la corriente metodológica de las 10.000 hs de entrenamiento, descripta en “Outliers”, ha sido “evangelizadora”).
Si bien es cierto que esta lógica metodológica ha funcionado para algunos afortunados, cada vez hay más investigaciones apuntando a que la especialización temprana no funciona tan bien como dicen, ni es una receta que pueda ser aplicada a todos. Se descubrió que crea una falsa barrera para la participación y reduce las chances de éxito en los niños madurativamente más lentos (que podrían tener éxito con otro sistema), aumenta la posibilidad de lesiones y desarrolla atletas más “pobres” motrizmente, minimiza la sensación lúdica del deporte en el niño y desarrolla individuos menos propensos a participar en actividades deportivas como adultos.
El cuerpo en lo general y el cerebro en lo particular están diseñados para desarrollarse a través de estímulos diversos. Cuando un deporte se aprende desde niño no se olvida más, queda vigente la “huella motora”: una conexión neuronal que permite recordar con facilidad el gesto técnico. Por el contrario, todo lo que no se aprende de chico, difícilmente se jugará con pericia en otras edades. Los estímulos deportivos variados desarrollan distintas conexiones neuronales, favoreciendo el desarrollo integral. Si el niño practica diferentes deportes será motrizmente más hábil y se adaptará mejor a las situaciones. Además no verá frustrada su identidad como deportista, por no alcanzar el nivel de elite en la práctica seleccionada, y podrá reinventarse. No casualmente algunos de los mejores deportistas del mundo disfrutaban más de otra especialidad. Roger Federer es el mejor tenista de la historia pero fue futbolista hasta los doce años, algo similar ocurrió con Kobe Bryant (en Italia) antes de seguir el camino del padre e inclinarse por el básquet. En la Argentina también hay casos, uno de ellos es Gastón Gaudio.
Según la organización, más de cincuenta mil personas pasaron por Generación Deportiva. Tenis de mesa, remo, yachting o básquet dentro del Espacio El Frers. Escalada y arquería en el sector exterior del Palacio. Bicicross, surf, atletismo y/o fútbol en el Parque Central. Artes marciales, deportes de contacto, con raquetas (tenis, pádel y/o bádminton) y con patines adentro del Pabellón Ocre. Alternativas varias que los niños pudieron disfrutar, junto con la oportunidad de compartir con grandes exponentes del deporte.
Tal vez, alguno de esos miles de niños que estuvieron en la Rural en estos días, sea medallista olímpico dentro de tres años (en los Juegos Olímpicos de la Juventud que se disputarán en Buenos Aires) y se acuerde del evento. Tal vez, no. Al fin de cuentas, lo más importante para la Argentina no debería ser obtener medallas sino desarrollar el espíritu deportivo en la juventud. Un niño afín al deporte hoy, será un adulto más sano mañana.