Caras | Susana Giménez: ¡Arriba el telón!

Caras | Susana Giménez: ¡Arriba el telón! Al público le debía este gran desafío. Fotos. Caras | Susana Giménez: ¡Arriba el telón!

Se dan la palabra. Se quieren y se nota. Entre ellos hay respeto, un profundo cariño y admiración. Ella confía en su mirada y sólo bajo su dirección, se siente contenida profesionalmente. Susana Giménez vuelve a protagonizar una obra de teatro —“Piel de Judas”, en el teatro Lola Membrives, el próximo 19 de marzo— y tiene todas los sueños, nervios y expectativas en la mano de su director, Arturo Puig. La comedia fue escrita por los franceses Pierre Barillet y Jean Pierre Grédy, y fue estrenada en el emblemático Teatro de la Madelaine, en París, en la década del ‘70. Unos años después, y de la mano de Ana María Campoy y José Cibrián, se convertiría en uno de los más resonantes éxitos de la época. “Peau de Vanche” narra la historia de una mujer que se sabe engañada y estalla en furia. Todos condimentos que le calzan a medida a la Giménez. La producción general es de Gustavo Yankelevich, responsable de la vuelta de Susana a la calle Corrientes.
Son casi las diez y media de la noche de un viernes. Recién termina de ensayar en un colegio de la zona de Belgrano. Nada de maquillaje, nada de divismo. Lejos de la Giménez que imagina la gente: atenta a las preguntas y con una voz más pausada, analiza, en exclusiva para CARAS, este nuevo presente. Se sienta, cómoda, en una de las butacas del salón de actos, con las piernas extendidas. Abre su cartera de leopardo y busca en su tablet —con funda de leopardo, obvio, sino no sería Susana— unas imágenes de la nueva marquesina de leds, traídas de la China especialmente para el estreno. Imponente, su nombre, parece alcanzar el cielo. Extiende los brazos, tira su cabeza dorada para atrás, suspira y dice: “Ya estoy en la recta final. No hay vuelta atrás. Y me siento de muchas maneras, tengo un montón de sensaciones nuevas. Me estoy reencontrando con lo que alguna vez hice y pensé que no iba a volver: el teatro, su mística, sus silencios. El estar frente a la gente. Saber que están allí, expectantes. No fallar. Dar lo mejor de mí. Permitirme esta nueva oportunidad. Ahora solo falta que suba el telón y a vivirlo como la primera vez”.