El monto global de las transferencias internacionales creció. La argentina compra y vende menos jugadores.
La pelota no para. El dinero tampoco. En el mundo, el fútbol factura cada vez más. Las transferencias no se frenan ni con doble amarilla. Un informe que presentó la FIFA esta semana es revelador: durante 2014, todos los clubes del planeta movieron 4.100 millones de dólares por fichajes de jugadores de un país a otro, monto que supera los 3.700 millones al del año anterior. Y la cantidad de jugadores transferidos también creció: en 2014 hubo 13.090 pases internacionales, 781 más que un año antes. Dólares, euros, millones, muchos ceros, el mercado mundial de transferencias abruma.
En la tabla de posiciones que clasifica a los países importadores y exportadores de futbolistas, la Argentina está en sexto lugar. Entre los primeros cinco, hay cuatro europeos: Inglaterra, Portugal, España e Italia. El líder, como de costumbre, es Brasil, que según el informe de la FIFA durante 2014 concretó 1.493 transferencias entre compras y ventas. A pesar del fracaso de la selección en el Mundial, los jugadores brasileños se cotizan. La Argentina, en cambio, apenas alcanzó la mitad: 754 operaciones.
El año anterior, 2013, Argentina estaba en segundo lugar. La caída a la sexta posición tiene distintas explicaciones. El representante de futbolistas Juan Cruz Oller
le explica a PERFIL algunas de las razones: “La venta de jugadores argentinos siempre tuvo como principales mercados los equipos europeos, principalmente España e Italia, por cuestiones de afinidad cultural. Y en los últimos años, muchos de esos equipos redujeron el poder adquisitivo. Ese mercado, que hasta
hace un tiempo mandaba, ya no lo hace”.
En el nuevo mapa de Europa, los equipos con economías más sólidas son los de Inglaterra, Alemania y Bélgica, en ese orden. Y son pocos los futbolistas de acá que llegan a fichar en esos países. “En Inglaterra hay nueve argentinos, y en Alemania y Bélgica, cuatro”, enumera Oller, y dice que para volver a figurar entre los primeros lugares como país exportador de jugadores, es inevitable abrir otros
mercados.
Que Inglaterra es el mayor inversor en jugadores de fútbol es un dato que revela el informe de FIFA: el año pasado gastó 1.170 millones de dólares, casi el 30% del monto total que se movió en el mundo. De esa cifra, 452 millones terminaron en clubes de España. El flujo de jugadores de la liga española a la Premier League tuvo en 2014 un incremento del 92% con respecto al año anterior.
La alterntiva que encuentra Oller para que la Argentina vuelva a involucrarse entre los primeros puestos del mercado exportador de jugadores es incrementar los vínculos comerciales con los clubes asiáticos. No es sencillo, dice, porque existen muchas diferencias culturales. Y además, imponen requisitos que exceden el rendimiento dentro del campo de juego. “Es un mercado que, por ejemplo, suele rechazar al jugador que no habla inglés, y eso es un problema –explica el representante–. Piden que los futbolistas tengan cierto nivel educativo”.
Cuando a las cifras de las transferencias se les ponen nombres propios, también surgen posibles interpretaciones. Entre los fichajes más caros que se hicieron el año pasado, en el podio están Luis Suárez, que pasó del Liverpool al Barcelona; James Rodríguez, del Mónaco al Real Madrid, y Angel Di María, del Real Madrid al Manchester United. Un uruguayo, un colombiano y un argentino. Las tres operaciones se hicieron entre clubes europeos. Los jugadores son de nosotros, los dólares son de afuera.