El temor de Scioli y Macri de que haya un muerto en sus distritos en el año electoral. Saben que la pelea por el poder de la tribuna de Boca puede terminar muy mal.
En el arranque de un año marcado por el calendario electoral, la barra brava de Boca atraviesa una interna feroz que arranca en los tablones y termina en los escritorios de los diferentes candidatos. Y en ese marco, hoy puede darse la primera pulseada a 400 kilómetros de la Bombonera.
Para el partido contra Racing de esta noche, cerca de 500 violentos de la facción oficial de la hinchada viajarán a Mar del Plata en micros de larga distancia y vehículos particulares en los que llevarán armas de fuego, por si les resulta necesario tener que defender su lugar en la tribuna ante el grupo disidente. Es que si bien se especuló en una reunión realizada en las últimas horas que Cristian Fido Debaux, líder de La 12, abandonaría su lugar ante un inminente ataque del otro bando, el grupo que él comanda junto a Luis Arrieta ya había obtenido las entradas para el partido a través de un emisario de la gobernación de la provincia de Buenos Aires. En ese acuerdo a los violentos les tocaba realizar una contraprestación: actuar como fuerza de choque en un conflicto que está al caer por el mercado ilegal de ropa en una saladita que se abrirá en el Mercado Central. Consultado por PERFIL, Mariano Lizardo, abogado de la facción oficial, encendió la alerta: “Hubo una reunión, pero Fido no dejó la barra. Solo se decidió que no irá a los partidos de Mar del Plata”.
Rafael Di Zeo, histórico líder de la barra de Boca –absuelto en un juicio de La 12 tras un tiroteo en un boliche–, decidió aliarse en los últimos días con Mauro Martín, su acérrimo enemigo y otro de los que quedó en libertad tras haber estado preso dos años en la cárcel de Devoto. El objetivo de esta unión fue tan claro como peligroso: volver a manejar una de las tribunas con mayores ingresos del país. Los dueños de la historia, como se autoproclaman por los pasillos de la Bombonera, si bien tienen derecho de admisión, irán a Mar del Plata en camionetas y vehículos particulares para evitar controles policiales en la ruta. La decisión a la que llegaron después de tres reuniones, en Villa Luro, Lugano y Ramos Mejía, fue viajar un día antes de los partidos, alquilar casas en las cercanías del estadio José María Minella y llegar a la cancha bien temprano para asegurarse su lugar en el corazón de los paravalanchas. “Limamos asperezas con Mauro Martín, por eso él será el jefe de la barra de Boca hasta nuevo aviso y yo voy a acompañarlo. Fido sabe que su tiempo ya pasó y que la tribuna no tiene dueño, por eso no creo que le interese inmolarse”, sostuvo Di Zeo. La disputa a cualquier precio ya trajo revuelo: el actual jefe de la segunda bandeja de la Bombonera acusó a Di Zeo ante la justicia de que hayan tomado como rehén a una de sus hijas en su casa de El Palomar para amedrentar al padre y de que hayan mandado al hospital a su cuñado.
La rosca. La semana pasada, Carlos Enano Martínez, custodio del presidente de Boca, Daniel Angelici, convocó a Debaux a una reunión en Quilmes para acercar a las partes y que ambos bandos pudieran convivir en paz al menos hasta fin de año, cuando el mandamás xeneize tenga que refrendar su cargo en las urnas. Producto de esa reunión –que no llegó a buen puerto por la repentina aparición de Di Zeo y Martín junto a otros barras armados–, el grupo de Fido le dejó un mensaje a la dirigencia cerca del Parque Lezama y frente a La Bombonera: “Angelici, los muertos los pagás vos”. Como respuesta a esta amenaza, Carlos Stornelli, fiscal federal y responsable de seguridad del club, decidió pedir licencia hasta febrero.
Sucede que tanto los organismos de seguridad como la gestión de Scioli saben que a pocos meses de las elecciones nacionales, un choque entre barras en un balneario turístico y en plena temporada podría tener un costo político demasiado alto. Por eso hubo un llamado de Edgardo Amarilla, subsecretario de Relaciones Institucionales del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, a los líderes de ambas facciones para tratar de acercarlos. Por su lado Oscar Bazán Vera, hermano del ex futbolista y asesor de Alejandro Granados, movió sus contactos con el fin de evitar un feroz enfrentamiento en tierra naranja.
Fuentes del Gobierno de la provincia le marcaron la cancha a las autoridades porteñas: “Macri no puede hacerse el desentendido porque esto es un problema interno de un club de Capital que manejó durante mucho tiempo. Angelici tiene relación con la hinchada, así que cualquier cosa que pase será responsabilidad exclusivamente de ellos.” Alejandro Rodríguez, secretario de Deportes bonaerense, impulsor de una ley contra los barras, agregó: “No queremos que los dirigentes sean ni héroes ni mártires, si no que nos ayuden un poquito. Muchas veces su posición es bastante irresponsable.” Angelici devolvió la pelota: “El Estado es quien debe solucionar el problema de los barras y no los dirigentes de los clubes.”
Así, pese a los mil efectivos policiales que van a custodiar los distintos partidos de verano de Boca, el fútbol no tiene paz, ni siquiera entre la arena y el sol de la Costa Atlántica.
Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil