La idea de hacer El clan, la película que muestra el caso Puccio y que se estrena en 2015, se me apareció hace un montón de años. Yo tenía 15, era 1985, y se supo la noticia: me acuerdo de que me había impactado en ese momento. Después, más adelante, ya director de cine, se me vino a la cabeza como algo que pide una película. Uno de los motivos para llevar al cine a los Puccio es todo lo que significa la historia y lo que intento que pase en la película. Un par de años antes de Elefante Blanco empecé a pensar algunas ideas sobre cómo adaptarla, ya mucho más de cara a alguna posible filmación, y la verdad es que lo que más me entusiasmaba no era tanto la trama policial del caso, los secuestros, sino la intimidad de esta familia. Las dos caras de una familia. Por un lado, eran muy respetados en el barrio: Alejandro Puccio era un tipo muy querido, y cuando salió en las noticias como parte de un clan de secuestradores liderado por su padre, Arquímedes, muchísima gente se resistió a creer lo que había pasado. Arquímedes también era un tipo respetado, dentro de su ambiente. Pero está el otro lado, el oscuro, donde cenaban a metros de personas que tenían secuestradas.
Me gustaba mucho esta idea de contradicción, de contrapunto, de una bipolaridad. La vida pública dándole la espalda a la vida privada. La película El clan trata principalmente sobre el universo de esta familia, y la familia extendida a los que forman parte del clan. No los que eran solamente familiares. Cuanto más supe del caso, más me interesó saber todo ese detrás de escena. La verdad es que fue leer, investigar, empezar a hablar. Quería filmarla después de Elefante Blanco, y en el medio tuve el proyecto de la India, Six Suspects, el policial de Working Title: me llevó dos años de viaje, de ir a la India, de ir a Londres, que hizo que se atrasara el proyecto que por ese entonces iba a quedar como la siguiente película. Después de dos años o tres de trabajar en Six Suspects, cuando volvió a pasarse una vez más, retomé El clan, con ímpetu, con trabajo de investigación, hablando con la gente, con los jueces, con Servini de Cubría, que fue la jueza que llevó el caso, con los familiares de las víctimas, con criminalistas. Recorrí todo el espectro del tema y sus aristas. El suceso tiene toda una parte relacionada con una sociedad y una época. Entonces es también una investigación y una mirada de esa época, es una historia que nos permite hablar de un montón de cosas de nuestra historia: Argentina en los dos últimos años de la dictadura, la transición, lo que significó y cómo fue vivida.
Los secuestros los pensé un montón, pero como pensé muchas otras partes. No es el corazón de la película. Son importantes, porque se dedicaban a eso. Pero la película no gira en torno a eso. Es algo ineludible. Pero no es una película sobre secuestrados. Es sobre una familia especial, y el centro de la historia es incluso más la relación de padre e hijo entre Alejandro y Arquímedes. Es algo que intuía cuando leía, pero a medida que empecé a investigar, se hizo más nítido y más fuerte, y es organizador de toda la narración. Es un relato que en algunos puntos es un homenaje al genial Luis Buñuel.
Fue un laburo de investigación muy profundo, tuve muchos colaboradores. Volví a escribir solo después de mucho tiempo y lo disfruté mucho. Fue un proceso de guión que disfruté porque fui encontrando la película en ese proceso (obvio hay algo que descubrís de la película mientras la hacés, cuando la filmás). Se hizo más precisa, más detallada, más profunda en algunos aspectos en rodaje, pero se parece mucho a la película que concebí. Cuando empecé a pensar en Arquímedes tenía a Guillermo Francella en la cabeza. Y cuando se hizo real la película, incluso antes de terminar el guión, lo contacté para ver si le interesaba interpretarlo. Respondió con mucho entusiasmo. Le dije: “Vamos a hacer una aventura, vamos a construir un tipo que para la vida real da miedo pero para la pantalla es fascinante. Para mí es un desafío llevarte así allá, y si te dejás llevar, vamos a hacer un gran Arquímedes juntos”. Eso fue antes de tener el guión terminado. Me dijo que sí. Enseguida me habló de su cambio físico. Me sirvió para el proceso de escribir.
Siento que hicimos un muy buen trabajo juntos los tres (con Peter Lanzani, que interpreta a Alejandro), creo que hicimos un lindo equipo. Todos. La familia también. Construir la familia fue un proceso muy lindo. Eso tomó volumen a medida que fuimos avanzando.
*Director de Mundo grúa, Leonera y El clan, con fecha de estreno en 2015.