La mayor exigencia de Sergio Urribarri a su cercanía es evitar un sucesor claro, por lo menos, hasta que la situación esté decidida.
La premisa, se entiende, tiene como sustento asegurar la servida de café hasta el límite de lo posible. Una vez conocido el sucesor ello se hará realmente difícil, aunque el elegido deberá tejer lazos para segurar tranquilidad en el mientras tanto, si es que ya no lo viene haciendo.
Si, como se aprecia, el gobernador bonaerense Daniel Scioli, sin hacer campaña en Entre Ríos, tiene sólo 11 puntos por debajo de Urribarri, definida la fórmula el desplazamiento del eje complicará absolutamente todo. En el encuentro que mantuvo con un par de intendentes entrerrianos, Scioli les aseguró que su candidatura arrastra y que está en condiciones de presentar lista con candidato a gobernador y hasta concejales.
Más allá que eso sea estrictamente cierto, está previsto que el 17 de enero próximo el primer mandatario bonaerense esté en Gualeguay y también es posible que no se pierda los carnavales de Gualeguaychú. La transmisión de la largada simbólica del Dakar 2015, ocurrida anoche en el frente de la Casa Rosada, tuvo a Karina Rabolini, esposa de Scioli, como centro de las imágenes emitidas por Fox Sports, probándose el traje de primera dama y halagando a la Presidenta Cristina Fernández.
Metalenguaje
El lenguaje utilizado por el Gobernador Urribarri para referirse a Scioli ha sido bastante duro en los últimos tiempos. Quienes participan de la cocina de la Casa Gris, sin embargo, no creen demasiado en esa postura a la que califican de impostación. Dicen en voz baja que la idea del mandatario es sumar a los ca de paladar negro y no tanto, que ven en el bonaerense un doble agente del menemismo residual. Pero nada es tanto ni tan poco.
El principal referente de La Cámpora, en su versión entrerriana, hace campaña para Scioli sin ponerse colorado. No sería imposible que, como ha ocurrido tantas veces, el recambio provoque una nueva mixtura en la interminable reinvención del peronismo, que coloque las enemistades a un lado, hasta la nueva muda.
Metamensaje
En los últimos días ha comenzado a verse cartelería de José Lauritto en paredones, con un mensaje cifrado, aunque de calidad proselitista muy cuidada. «Lo bueno debe continuar», dice la pintada, cuya misma brocha ligó a los pocos metros ese trabajo con otro, que sólo expresa: «Ricardo Vales 2015».
Parece una señal para entendedores, porque puede que el mismo pintor fuera contratado por más de un grupo, lo que sería entendible en época de vacas flacas, pero que haya utilizado el mismo color de pintura y los detalles en amarillo en su contorno para ambas diligencias, es una casualidad a la que debe buscársele, quizá, otra explicación.