Los nietos y familiares del Profesor Antonio Rodríguez han instituido, desde el año 2012 esta distinción que se otorga al mejor alumno de la Escuela Nicolás Avellaneda, este año, el día martes 16, en el acto de colación de grado, se entregó el mismo a Nicole Adriana Tabarez.
Cabe recordar quién era el distinguido profesor: había nacido en la ciudad de Paraná En 1869; cursando sus estudios secundarios en la Escuela Normal de Paraná, la primera de esta tipo, fundada por el ilustre educador Domingo Faustino Sarmiento, a quien conoció personalmente.
En dicho establecimiento fue compañero de estudios de quien sería su esposa, Domitila Monzon, con la que luego contrajo matrimonio, naciendo seis hijos de la referida unión matrimonial, algunos de ellos en la propia escuela Avellaneda, donde los crio y educo, cursando sus estudios primarios en el establecimiento fue un destacado educador y participó activamente en la Revolución Educativa, a fines del S. XIX y principios del S. XX que se llevó a cabo en este país, bajo las ideas inspiradoras de Alberdi y Sarmiento. Fue docente de la Provincia de Mendoza y director de la Escuela Alberdi de Paraná. Más tarde fue trasladad o a nuestra ciudad a la Esc. Nicolás Avellaneda, donde ocupó el cargo de Director, desde el año 1900 a 1925, además fue Profesor de las cátedras Matemáticas y Geografía en el Colegio del Uruguay. En 1925 se acogió a la jubilación, falleciendo en 1947.
Llevo a la práctica las ideas centrales de la ley 1420, de Educación Popular, gratuita y obligatoria, que fue una de las causas del gran cambio operado en la argentina de esa época, siendo sus notas fundamentales, la de una enseñanza inclusiva, de calidad que permitió colocar a la argentina en los primeros lugares del concierto de las naciones, dichas políticas llevadas a cabo por docentes destacados, como los de esta escuela, combatieron eficazmente el analfabetismo, permitiendo de esa manera conformar una sociedad mas armónica en la que la esperanza por un futuro mejor no era una sensación sino una realidad. Por lo tanto, este recordatorio no tiene un carácter formal ni mucho menos, sino que se basa en su trayectoria y compromiso ético, con los postulados educativos que permitieron el progreso individual y social de muchas generaciones. Asi lo recuerdan sus nietos y es el motivo de la distinción, que en el fondo constituye el mejor homenaje a su memoria y a estos nobles educadores.