La televisión es un medio apasionante y muy demandante, necesita que le demos la vida, como dice Mirtha Legrand. Le estoy dando mi vida, y esta profesión también me da todo: es el padre de mis hijas, es mi techo. Pasa a ser, en lugar de una vocación o profesión, un sacerdocio. Hay que tener cuidado y saber separar muchas cosas, donde se manejan muchos intereses y uno trabaja desde el ego, la vanidad, y si no estás conectado con vos mismo, te puede llevar puesto. Es una profesión que respeto muchísimo, nunca no me reconocí delante del espejo.
Yo trabajo todo el tiempo conviviendo con el éxito y con el fracaso, nunca me sentí extremadamente exitoso o fracasado, no me la creo, y cuando me va mal, tampoco me flagelo, todos los días tengo una chance de poder pelearla. En el libro hablo de la pasión, es lo que les digo a los pibes cuando me preguntan cómo hice para trabajar en un medio, hay muchas cosas que se van dando y obviamente hay un factor suerte, y laburo, y la cuota de pasión debe estar siempre. Hagas lo que hagas, ama de casa o economista. Uno pasa mucho tiempo trabajando, y eso no se recupera.
Siempre aclaro que no soy periodista, nunca me sentí así, hice una carrera de nivel terciario para tener herramientas, nunca consideré que el periodismo era mi lugar de pertenencia, quizá porque admiro a muchos periodistas y porque me considero carente de muchos conocimientos. Mi objetivo era llegar a ser un conductor y en este momento me toca hacer un programa de actualidad y política, pero el año que viene puedo hacer un programa de juegos o deportes, música; para los conductores el formato es una circunstancia. Trato de que el programa que hago tenga mi sello, nunca copié a nadie ni soy el sucesor de nadie, aunque supiera que el camino era más largo. La televisión te desnuda y no podés sostener personajes ni caretas, al igual que la radio, que te hace parte también de las familias. Cuando me dicen que soy el sucesor de Tinelli es un halago, pero el lugar que ocupa Tinelli no lo va a ocupar nadie porque él arrancó en otra televisión, fines de los 80, principios de los 90, una TV sin presión de rating, con mucho presupuesto, Tinelli y Susana viven traccionados por estructuras más gigantes. Les tocó conducir más cómodos, en otro contexto, yo arranqué en la televisión del patacón, en 2001 y 2002, en Much Music y con el país incendiado. Siempre hice televisión con lo que tenía. Tinelli está supervigente y yo tengo otro camino por recorrer. Quizá algún día salgo a competir por los 20 o 30 puntos de rating, y el día que me toque eso voy a tener las horas de vuelo para hacerlo. Me llamaron de los canales líderes, y para la mañana de La 10, es gratificante, pero estoy muy bien en La Pop y en América. Como cuento en el libro, mi historia es la de un soñador que vino de un pueblito muy chiquito, lo conseguí a base de laburo y pasión, caerme, volver a empezar, pero nadie me regaló nada. Amo hacer Intratables, es el que más riesgo y complicación tiene de la TV argentina. Por eso me gustaría que Tinelli hiciera otro tipo de programas, sería interesante que hiciera otras cosas que no tengan que ver sólo con poner el micrófono para que la gente baile o discuta, o animar un programa desde ese lugar que lo hace muy bien.
Intratables siempre fue un programa grande, y poco a poco la actualidad fue ganando lugar, y descubrimos o reformamos un formato del debate político, y hoy no se parece a nada. Me encantó meterme en temas de política, y me dio la posibilidad de hablar de otras cosas. La gran ventaja del programa es que se habla fácil, es lo que pregono, y es un programa clave con los políticos porque llegan a gente que no los escucharía. El mundo de los políticos es apasionante, me encuentro con posturas más extravagantes que las de las vedettes. Los políticos son como la sumatoria de la pose del músico y el divismo del espectáculo. No puedo creer que un político me pregunte en qué lugar se va a sentar, si le dimos tiempo o no, si garpó el rating. Nunca le creí a ningún político desde chico, Intratables acercó a muchos jóvenes a la política. Macri, un tipo de clase alta, se coucheó y mostró una veta más humanitaria, algo que antes le faltaba, Scioli se jacta de no dar títulos y cuando lo tuvimos se sacó, se enojó durante las inundaciones, y demostró que tiene sangre en las venas. Massa sabe llegar al más joven y al más grande, por su edad. Los famosos son más rencorosos que los políticos, que se pueden decir de todo al aire, cualquier barbaridad, y en el corte se abrazan como si nada hubiera pasado. Hoy los políticos ganan una elección desde un programa de televisión.
*Conductor de Intratables e Infama en América, Mañanas campestres, de 6 a 9, en FM Radio Pop. Lanzó su libro Intratables: mi vida y la tele minuto a minuto.