Por Marcela Tarrio. El Salazar-Gate ya me tiene desorientada… ¡y muy perdida! Cada vez hay más personajes en la trama, digna de una tira de Estevanez.
El Salazar-Gate ya me tiene desorientada… ¡y muy perdida! Cada vez hay más personajes en la trama, digna de una tira de Estevanez.
Por Marcela Tarrio – Editora Jefa
Queridos lectores, me van a perdonar, pero el Salazar-Gate, capítulo II, en esta edición se los debo. Es que les juro que yo ya me perdí. ¡Pásenme un GPS ya mismo porque quedé varada en Granata esquina Redrado y hoy estoy más desorientada que Obama en su nuevo Congreso!
Ya se metió tanta gente en esta telenovela que, realmente, no sé si Luciana es la víctima, la buena o la mala, esa a la que cualquier guionista de oficio dejaría amnésica o inválida por varios capítulos; si Martín es el bueno, el buenudo o el peor de todos, y si Amalia es la tercera en discordia, la nueva que cayó del cielo, o la arpía de la historia…
¡Faltan los Ortega!
Es que, al menos hasta ahí, el cuentito se podía seguir… Twiter va, Twitter viene, uno podía conocer de boca de los propios protagonistas las infamias más sagaces y las intimidades que cualquier chusma de barrio tardaría años en descubrir… Hasta que apareció el supuesto nuevo novio multimillonario de Luli, un tal Pablo Pérez Companc, o peor, antes que él dijera lo suyo, hizo su entrada la supuesta novia, ex novia o futura ex novia del susodicho, llamada Mechi Ledesma (¡que nombre para una tira de Estevanez!) y empezó a tirar munición gruesa contra la rubia y flores para la ahora morocha (Amalia) y, claro, a dejar a Pablito como el peor del barrio. Que él “se encamó” con la sobrina de Palito, que “¿vos lo sabías, Martín?”, o que “Sr. Redrado, le deseo mucha felicidad y sobretodo paz ahora que está con Amalia. Por mí, que se quede con PPC, yo no le tengo miedo a nada ni nadie”.
Paren el mundo y a ese bendito pajarito, que me quiero bajar… ¡Quién más falta! Para eso, que venga el clan Ortega y empiece a opinar, que con todos los que son tenemos hasta el 2030.
Entre gatos y pajaritos
Después, como les decía, llegó Pablito, pero en vez de clavar un clavito, y cuando todos creíamos que andaba por Miami con Lu, ¡la trató de gato! Ah, no, Pablo, así no… Si a vos te gusta el durazno, bancate la pelusa, pero no seas buchón porque, por si no te das cuenta, estás hablando peor de vos que de ella…
El señor, en todo su derecho de limpiar su buen nombre y honor, tuiteó la siguiente frase que copio textualmente. “Y los inventos siguen. Supuestamente estaba en Miami con cierta persona, cuando en realidad estaba en Buenos Aires. Ahora resulta que me saltó una novia que tengo o tuve o no sé qué corno. Qué manera de buscar prensa, por Dios. Creo ser una persona buena y honesta. No molesto a nadie. Si salgo con mongo, pirulo o un mono del Congo, ¿qué les interesa? Sólo pido respeto y que la gente no mienta más, ya que quedo como un gatero… ¡Por favor, amigos! ¡Saludos!” .
Disculpame Pablo, aunque no quedó muy claro si sí o si no con Salazar no te voy a pedir que seas caballero y no tengas memoria, como debe ser, pero sí que tengas algo de lógica. Si la quisiste dejar mal parada a Luli, tendrías que haber elegido otra frase u otro animal, porque si Luciana es lo que vos insinuás, deberías saber que los gatos siempre caen bien parados…
20 de noviembre de 2014